- De manera consciente, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, decidió meterse en el proceso de sucesión presidencial mexicano al hacer declaraciones que quisieron ser instrucciones imperiales sobre los enfoques nacionales de política la exterior de Palacio Nacional, a sabiendas de que el canciller Marcelo Ebrard está en la lista de los tres principales precandidatos presidenciales. este intervencionismo imperial no lo hizo ni siquiera John Gavin 1985.
- La embajada estadounidense en México, por cierto, también ha tratado de crear incertidumbre nacional entre los sectores productivos con su debate sobre los contratos eléctricos y sus advertencias de que la ira de la Casa Blanca podría afectar la precaria estabilidad macroeconómica de México. El asunto es muy sencillo de enfocar porque las empresas afectadas tienen procesos legales en tribunales internacionales y no son necesarios los litigios mediáticos amenazantes.
- Al caso de la alcaldesa Sandra Cuevas merece estar en el libro de récord de Guinness, pero en la versión de los absurdos: una política que arrasó en las elecciones en la alcaldía de Cuauhtémoc, propiedad de Morena, será sometida a tratamiento psiquiátrico o psicológico por presuntas amenazas a policías locales. La intención de destituirla fracasó y al final solo fue sentenciada a una disculpa y consultas con los doctores. A ese nivel ha llegado la política en Ciudad de México en los tiempos de la precandidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo.