- El pánico del sector republicano estadounidense recuerda los viejos tiempos del intervencionismo vulgar: ¡los mexicanos están cruzando la frontera porque quieren conquistar a Estados Unidos! En los pasillos del Congreso americano están seguros de que el presidente López Obrador, quien está pasando por severos problemas para imponer a su candidato presidencial ante una oposición en contra, tiene la capacidad política para poner al próximo presidente estadounidense en la Casa Blanca e izar, como los estadounidenses en 1847 lo hicieron en el castillo de Chapultepec, la bandera mexicana en la cúpula de la Casa Blanca y del Capitolio.
- Las imágenes de miles de presuntos delincuentes del grupo de los Maras Salvatruchas de El Salvador hincados y con la cabeza gacha elevaron los bonos del presidente Bukele y están despertando las tentaciones autoritarias en mexicanos hartos de la inseguridad; cuando menos lo revela el expresidente de la Coparmex Gustavo de Hoyos Walther al poner el ejemplo salvadoreño como escenario viable para México: la represión de miles de delincuentes del narcotráfico. Lo más grave lo ha sido la pasividad de organismos sociales de defensa de derechos humanos ante posicionamientos fascistoides como el de De Hoyos.
Por cierto, extraño silencio de la estructura mexicana de seguridad pública sobre la maniobra del presidente Bukele de enviar a los liderazgos del grupo pandillero SM-13 (Maras Salvatruchas) a México para de ahí saltar hacia Estados Unidos, donde ya son una pandilla de temer por su papel como grupo delictivo vinculado a la distribución de drogas, sobre todo el fentanilo. La capacidad de expansión delictiva de los MS-13 podría estar dañando ya a la delincuencia mexicana.
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