Librero Independiente
- La ópera prima de Martín Solares estremece por realista
La premisa fundamental de Los minutos negros (Debolsillo), de Martín Solares (Tampico, 1970), es que para saber qué hay en el fango hay que meterse hasta las rodillas en su mugre. La primera novela del autor se inscribe sin rubor en el género negro, pero trasciende al concepto porque mete la nariz en la realidad social de muchas partes del país; sobre todo en el eterno contubernio de criminales y autoridades, pero donde también los “civiles” forman parte del entramado corrupto.
Como una suerte de jenga del que se desprenden piezas hasta que la estructura se derrumba, la trama del libro arranca luego del asesinato del periodista Bernando Blanco, investigación que llega a manos del Macetón Cabrera, un policía honrado a su manera. Las pesquisas del agente local del puerto de Paracuán, desprenden otro hilo que se traslada hasta 20 años antes: un caso sin resolver que se relaciona con la muerte de varias niñas.
Sin proponérselo en principio, Cabrera se encuentra con la historia de Rangel, otro policía que se alejaba del cartabón de la corrupción y que desapareció en circunstancias extrañas. La maraña crece en un ambiente donde se respira, junto a los humores del mar del puerto, en Tamaulipas, el acre hedor de la podredumbre que igual sale de los carteles de la droga que de los cuerpos policiacos.
En principio, la investigación apunta, tanto en la muerte del periodista y luego de los crímenes contra las adolescentes, hacia un integrante del crimen organizado; sin embargo, solo es la punta del iceberg. A lo largo de las páginas Solares aprovecha su solvencia narrativa para desgajar la cotidiana convivencia de la sociedad con todo tipo de criminales, además de evidenciar el inabarcable alcance de la corrupción de las instancias de gobierno y los intereses económicos que predominan sobre la justicia.
El lenguaje claro, sin tanto alarde, permite al autor sostener la tensión, necesaria en la novela policiaca, que describe un zigzag de acontecimientos que gotean sangre, a manera de migas que marcan el camino y llevan a un final, inesperado, macabro, pero sin dramas, más bien agridulce.
Además, Solares recurre a guiños literarios que buscan reforzar el elaborado entramado. Así, durante la investigación vemos desfilar a personajes como el criminalista mexicano Alfonso Quiroz Cuarón y al enigmático escritor B. Traven, o el enorme vientre de Alfred Hitchcock.
Con Los minutos negros, Martín Solares se mete a empujones, con una narrativa eficaz, en la fila de los mejores escritores del país. Su primera novela no deja ser un reflejo escalofriante de una realidad que persigue a la sociedad desde hace décadas.
@oscardavalos