Librero Independiente
- Pedro Salmerón Sanginés cuestiona las versiones de la conquista
A lo largo de la historia, se nos ha presentado la conquista de México como una extraordinaria proeza militar, en la que 400 valientes derrotaron al más floreciente y poderoso imperio de Mesoamérica. Sin embargo, con la aparición del libro La batalla por Tenochtitlan (FCE, colección Popular), escrito por Pedro Salmerón Sanginés (1971) se derrumban muchos de los mitos que rodean la caída de Tenochtitlan.
Doctor en historia por la UNAM, Salmerón hace un análisis profundo de las fuentes, tanto las canónicas, como las llamadas indigenistas o, para usar el término de Miguel León- Portilla la “visión de los vencidos”, para exponer el predominio de un punto de vista parcializado, que no refleja la complejidad social, política, religiosa y económica del siglo XVI en esta región del mundo.
En principio, el autor dice que casi ninguna de las afirmaciones, ni la gran conquista ni el genocidio brutal, “se sustenta en los sucesos políticos, militares, sociales y epidemiológicos, ocurridos en una parte de lo que hoy es México en los años que van de 1519 a 1521”. Incluso pone en duda el término “conquista de México”.
Más allá de la narrativa, un apasionante relato histórico, sólo interrumpido por las necesarias referencias y citas de las fuentes, el libro desmenuza paso a paso, desde la llegada de Colón en 1492 a la isla de Guanahaní en el Caribe, hasta la caída de Tenochtitlan en 1521 y sus consecuencias.
A la machacona y recurrente historia a modo, Salmerón antepone una lectura diferente de textos de la época, desde las conocidas cartas de relación de Hernán Cortés, pasando por la historia de Bernal Díaz del Castillo, hasta códices y versiones “cuasiindígenas”.
Nos encontramos que, en general, todos coinciden en que la conquista fue un triunfo de la modernidad sobre el atraso. Los hechos históricos reflejan otra realidad. Y en el texto abundan los ejemplos. Se ha vilipendiado hasta la saciedad la actuación de Moctezuma ante el avance de Cortés desde las costas de Veracruz. Se destaca el espanto y la sumisión ante la “inesperada” llegada del hombre barbado que anunciaban las profecías.
En La batalla por Tenochtitlan, se desmienten este tipo de argumentos. En primer lugar, en el centro del imperio azteca, tenían conocimiento del tipo de personajes que habían llegado del mar. Desde 1511, cuando un navío naufragó cerca de Yucatán y del que sobrevivieron, Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar, quienes se integraron a las comunidades indígenas. Es decir, 10 años antes de la llegada de los españoles.
Ni las armas de fuego, los caballos, las armaduras o las supersticiones, constituyeron el único factor que propició la derrota de la capital mexica y sus aliados. Baste apuntar que sólo la viruela y la peste devastaron poblaciones enteras.
Pedro Salmerón Sanginés propone en su libro una revisión renovadora de uno de los episodios históricos que cambiaron la geopolítica del mundo. Las consecuencias de la conquista, la participación de los tlaxcaltecas y otros pueblos tributarios de los mexicas, no se restringen ni terminan en 1521.
@oscardavalos