Recuperación económica con desaceleración, señala Ramírez de la O. en su primera aparición como secretario de Hacienda ante consejeros de Citibanamex
Después de que la encuesta de expectativas de especialistas económicos del sector privado del Banco de México del 3 de marzo disminuyó de nueva cuenta las posibilidades del Producto Interno Bruto para 2022, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, apareció en una reunión con consejeros de Citibanamex –en proceso de venta– y anunció que “la recuperación económica no está agotada”, a pesar de la existencia de una fase desaceleración productiva.
El reporte de expectativas del Banco de México del 3 de marzo mostró que el crecimiento económico de 2022 se ubicaba en una media de 2%, pero ante la meta gubernamental promedio de 4.1% y las vertientes de 3.6% a 4.6%. Después de circular este reporte, otros analistas adelantaron que las cifras de baja inversión privada, de desaceleración de la demanda y la persistencia de la inflación estarían colocando el PIB de este año abajo del 2%.
En sus escenarios de largo plazo, el Banco de México también enfrió las expectativas gubernamentales y señaló que la tasa promedio anual del PIB en el decenio 2023-2032 sería de 2.1%, similar al alcanzado en el largo ciclo neoliberal 1983-2018 y abajo del promedio de 6% del periodo populista 1934-1982.
Luego de siete meses de silencio desde su toma de posesión en agosto del 2021 y después de un discurso político en el aniversario luctuoso de Francisco I. Madero, el secretario Ramírez de la O dejó inquietudes entre los consejeros de Citibanamex por el manejo de argumentos excluyentes: mantener la tesis de que hay una tendencia de recuperación económica, pero reconocer al mismo tiempo que existen indicios de desaceleración económica en México y en el mundo.
Entre los economistas existe un debate en la caracterización de la situación en que se encuentra la economía mexicana por la utilización sin rigor lingüístico ni académico de definiciones sobre los ciclos económicos: recuperación, reactivación restablecimiento y hasta rebote estadístico son los conceptos que tratan de explicar el momento en el que se encuentra la economía mexicana.
Los Criterios Generales de Política Económica para 2022 mantuvieron la tasa promedio del compromiso presidencial original de lograr 4% de PIB anual en los años de 2021 y 2022; sin embargo, el compromiso establecido a finales de 2018 no tomó en cuenta el brutal frenón económico de 2020 que produjo una contracción de la economía de -8.5%.
Con poca capacidad presupuestal para potenciar la reactivación económica con programas contra cíclicos de infraestructura y ante el desacuerdo de entendimiento político del sector privado con el presidente de la república, la economía no pudo entrar en el 2021 en una etapa inducida y conducida de reactivación económica, es decir de estímulos directos a los sectores potencialmente multiplicadores de la actividad económica, porque el gasto público se orientó a las prioridades de programas sociales y de obras de interés presidencial.
Economistas consultados por El Independiente señalaron que sí hubo posibilidades de mantener las prioridades presidenciales del gasto público, pero no hubo iniciativas para buscar un entendimiento con el sector privado para motivarlo hacer inversiones productivas y no solo ajustadas al papel de contratistas de obra pública. Apenas hasta finales de febrero pasado, gobierno federal y organizaciones empresariales cupulares asumieron el compromiso de dinamizar inversiones que no dependieran de manera directa del gasto público.
En términos sexenales, el escenario macroeconómico de la Secretaría de Hacienda no cumplirá el compromiso presidencial de un PIB promedio anual sexenal de 4% y las expectativas de los agentes productivos señalan un crecimiento promedio anual en el sexenio de -0.4%. Las obras públicas presidenciales han generado empleo y bienestar en zonas estrechas de influencia de las zonas atendidas, pero no lograron convertirse en factores multiplicadores para una reactivación inducida y coordinada de la actividad económica nacional.
Los analistas consideran que el frenón productivo de 2020 para frenar la cadena de contagios de la pandemia en su peor etapa fue inevitable, pero careció de una estrategia inducida de protección de la planta productiva y el empleo y de una política fiscal detonara renglones productivos multiplicadores de la economía.
El problema de la reactivación económica quedó atrapado la ineficacia de Arturo Herrera como secretario de Hacienda de la pandemia y el relevo introdujo al analista empresarial Ramírez de la O sin poder mover los hilos de la actividad productiva. Más que un proceso de reactivación o de recuperación conducida por la política económica del Estado, la política hacendaria se sentó a esperar el restablecimiento automático de algunas actividades productivas, por lo que el año de 2021 quedó como mero rebote estadístico sin utilizar los factores potenciadores de la actividad económica.