Política económica e inflación ¿dónde quedó el crecimiento?
Dr. Juan Alberto Vázquez Muñoz
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Profesor – Investigador, Miembro del SNI, nivel 1
La guerra entre Rusia y Ucrania es uno más de la larga lista de los choques exógenos que de forma permanente han afectado a la economía mexicana y que, sin duda, implica un panorama adverso. El que haya choques exógenos no es una novedad en sí, de suyo las economías del mundo los experimentan, no obstante, en el caso de México ha llegado a ser una costumbre que las autoridades en turno culpen a dichos sucesos a fin de justificar el magro desempeño en materia de crecimiento económico y generación de empleos dignos y bien remunerados.
La respuesta a un choque exógeno no solo depende de la naturaleza del choque mismo, sino que también de la estructura económica y de la idiosincrasia de las autoridades económicas en turno.
En el caso de México, desde el sexenio del expresidente Zedillo, el desempeño en materia de crecimiento económico ha sido magro. En dicho periodo, el cual dio inició con la crisis financiera de 1995, el promedio del crecimiento anual fue igual a 3.36%. En el caso del expresidente Fox, cuyo sexenio se vio afectado por la desaceleración sincronizada de Estados Unidos, Japón y Europa, el promedio de crecimiento anual fue igual a 1.95%. En tanto, la administración del expresidente Calderón experimentó la Gran Recesión estadounidense y exhibió un promedio de crecimiento anual igual a 1.76%. Durante la administración del expresidente Peña Nieto no se observaron crisis internacionales destacadas, pero si tuvieron lugar sendas caídas del precio del petróleo, lo cual significó una reducción significativa de los ingresos públicos; el promedio de la tasa de crecimiento anual de este periodo fue igual a 2.41%. Por último, la presente administración, dirigida por el presidente López Obrador, se ha enfrentado a una reducción extraordinaria del precio del petróleo, a la pandemia por el COVID-19 y al actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, con lo que, el promedio anual de la tasa de crecimiento durante los primeros tres años fue igual a -1.18%.
Por otro lado, y en contraste a los magros resultados en materia de crecimiento económico, excepto durante la administración del expresidente Zedillo, las siguientes administraciones han sido exitosas en cuanto a la consecución de una inflación baja y estable. En orden cronológico, el promedio de la tasa de inflación anual, así como su varianza fueron iguales a 4.71% y 0.76, 4.34% y 0.44, 4.05% y 1.34 y, a 4.24% y 1.06. Cabe destacar que el expresidente Zedillo logró disminuir la tasa de inflación de 35% durante su primer año de administración a 9.49% durante el último.
Es decir, las últimas administraciones de la economía mexicana han mostrado un claro sesgo por mantener una tasa de inflación baja y estable a costa de un crecimiento económico magro. Y he aquí la importancia de la idiosincrasia de las autoridades en turno, no obstante que de 1995 al presente hemos tenido mandatarios de los tres partidos más importantes de nuestro país, cabe recordar aquí que MORENA tuvo como antecedente al PRD, la idea central de dirección económica es la misma, una inflación baja y estable es la mejor contribución a la generación de crecimiento económico.
En el contexto de esta consecución de una inflación baja y estable, se ha mantenido la idea de que el gobierno no debe intervenir en la economía o, al menos, de que debe intervenir lo menos posible en materia de inversión. Así entonces, el promedio anual del coeficiente de inversión pública durante la administración del expresidente Zedillo fue igual a 2.55%, durante la del expresidente Fox fue igual a 4.01%, durante la del expresidente Calderón igual a 5.24%, durante la del expresidente Peño Nieto igual a 3.64% y en lo que va de la administración del presidente López Obrador ha sido igual a 2.61%. Cabe recordar que la inversión pública jugó un papel fundamental en las economías desarrolladas, a través de la creación de infraestructura pública, apoyo a empresas privadas y aún mediante la creación de empresas públicas.
El comportamiento de la inversión pública durante administraciones consideradas en el presente texto ha estado ligado a la consecución de un equilibrio fiscal, el cual se ha acompañado de incrementos de la tasa de interés por parte del Banco de México cada vez que se vislumbra un incremento de la inflación, con sus consecuentes efectos negativos en el consumo y la inversión. Así entonces, el actual conflicto bélico entre Ucrania y Rusia que ya empezó a generar un incremento en el precio de los energéticos se añade al incremento de los precios que se venía observando como resultado del rompimiento de las cadenas de suministro a nivel internacional y doméstico y que implicó el incremento generalizado de los precios de los insumos. Ante esto, el Banco de México decidió incrementar su tasa de interés objetivo de 5.50% a 6% a partir del 11 de febrero del presente año y se espera que haya incrementos adicionales en el futuro cercano. Si bien el Banco de México es una institución autónoma, en los últimos años ha habido una concertación en términos de que las autoridades fiscales y monetarias implementen medidas para controlar la inflación a costa de deprimir la demanda agregada, la inversión y el crecimiento económico aún en tiempos en los que estos tres factores han sido débiles, tal como en la actualidad. Quizá es tiempo de reconsiderar el manejo de la política económica, después de todo, bajar la temperatura de un cuerpo enfermo no es lo crucial sino curar su enfermedad. La enfermedad de la economía mexicana no es la inflación sino la falta de inversión y habrá que generar las condiciones no solo para incrementarla sino para que sea más productiva.