El 75.4 por ciento de las estudiantes en la Universidad Autónoma Metropolitana han sufrido violencia de género; el 67 por ciento de hombres y mujeres han experimentado discriminación, y hasta el 46.4 por ciento ha sido objeto de insultos, devaluación, burlas, apodos ofensas y descalificación; un 34 por ciento ha vivido comentarios desagradables sobre su cuerpo
Así lo dice el Primer informe sobre Violencia por Razones de Género y Discriminación elaborado por Defensoría de los Derechos Universitarios.
También da información sobre la violencia digital (amenazas y acoso a través de las pantallas), de la violencia física y sexual (golpear, pellizcar, arañar, empujar, jalonear), (chistes de contenido sexual sobre las mujeres o las personas de la diversidad sexual).
El estudio identifica las resistencias, la persistencia de estereotipos, el funcionamiento de políticas, reglamentos y acciones
Para elaborar es voluminoso y detallado informe, se hizo una encuesta institucional, en todos los campus de la UAM, con más de mil doscientas personas, dijo en entrevista María Guadalupe Huacuz Elías, responsable de la defensoría.
Explicó, que todavía una de cada diez personas piensa que el papel de las mujeres es de ama de casa sin aspiraciones de desarrollo personal y profesional. El caldo de cultivo para mantener modelos de relaciones interpersonales de discriminación y violencia.
Este trabajo, dijo, es una respuesta a los movimientos de mujeres jóvenes y colectivas feministas que lograron visibilizar y posicionar a la violencia por razones de género en el ámbito universitario, principalmente la violencia de tipo sexual. A la cual hay que dar respuesta. Muchos casos, quedan en la impunidad.
Explica que las violencias de género y la discriminación en el campus de esta universidad afectan principalmente a las estudiantes, generando un malestar, que produce complicaciones en el aprendizaje y la salud integral de la población afectada, en todos los niveles, licenciatura, maestría y doctorado; en el profesorado y en las áreas administrativas.
La encuesta revela, además, cómo funcionan los estereotipos, cómo persisten y se justifican conductas discriminatorias, agresiones emocionales, piropos ofensivos, insinuaciones sexuales, insultos a través de mensajes, agresiones físicas e intentos de violación.
Encontró que las jóvenes han sido vigiladas o seguidas al salir de la escuela, viviendo agresiones sexuales como manoseos, tocamientos o exhibicionismo, ofrecer beneficios a cambio de favores sexuales, venganzas por negarse a tener relaciones sexuales, y ataques con cuchillos o armas de fuego.
Lo mismo que agresiones físicas, humillación y exclusión “por ser mujeres”; violación o intento de violación, acecho e incluso ataques con armas que ocurren cerca de la escuela o en lugares alejados al interior del campus universitario.
Investigaciones globales y datos del INEGI señalan que, en las universidades, la violencia contra las mujeres se incrementó en 25 por ciento (2006- 2017), y se hizo visible por las denuncias de acoso sexual recibidas en las Instituciones de Educación Superior. La UAM no es la excepción.