Palabra de Antígona
Tengo más de 50 años como reportera. Por mi interés he visto y escuchado a cientos de mujeres políticas, feministas, funcionarias, dirigentes, campesinas, obreras, colonas, amas de casa, activistas, y cubrí 3 de las 4 Conferencias Mundiales sobre la Mujer, organizadas por la ONU, la primera en México en 1975.
Mi trabajo periodístico se fue convirtiendo en “espacialidad”, mis jefes me enviaban a las actividades oficiales relacionadas con la política de mujeres, durante 8 sexenios.
Hice notas de las movilizaciones priista, de sus discursos, como el de Silvia Hernández, en 1974, la primera que en el Senado habló de la muerte por aborto clandestino, al discutirse la Ley de Población que acabó con la prohibición del uso de anticonceptivos.
Como periodista atestigüé reuniones de priistas, de la CTM, ceremonias aburridas en Los Pinos y muchas marchas feministas, cada 8 de Marzo. Vi los cambios en el movimiento, las simulaciones, el acarreo de mujeres en la CNC, “asambleas” y mítines sindicales e hice cientos de notas de las protestas, hasta en 2020, cuando nuestras calles se inundaron de jóvenes y de grupos anarquistas, chicas con martillo en mano quebrando cristales y pintando monumentos.
Por eso me atrevo a sostener que la reunión del sábado en el Monumento a la Revolución de mujeres de la 4T, fue de política electoral; las asistentes bajaron de autobuses contratados, con la tradicional bolsita de torta y refresco. Era claramente la “cargada”, por el voto femenino, por eso me dejó una sensación sombría, me regresé en el tiempo y la memoria a las reuniones del otrora partido de Estado, y me acordé de sus lideresas diciendo “nuestras mujeres” y de aquellas “adelitas” alrededor de AMLO. De las maestras y de Elba Esther Gordillo. De las colonas y vendedoras ambulantes de Dolores Padierna.
Escuché y vi en la tele y leí en las crónicas, el desarrollo del “mitin”, o “asamblea” arreglada, donde las mujeres gritaron “¡presidenta, presidenta!”. Al fondo las vallas metálicas y el miedo autoritario.
Las invitadas de Morena y 6 gobernadoras, rindieron lealtad y plestecía al presidente Andrés Manuel López Obrador y ovacionaron a Claudia Sheinbaum Pardo, con el pretexto del Día Internacional de la Mujer, cuya tradición es la protesta, la demanda y la presentación de agravios, como los que se escucharán esta tarde en 40 ciudades del país.
Habrá mítines y marchas, se escucharán los múltiples agravios contra las mujeres, en la voz de las colectivas: 19 homicidios dolosos al día, 11 reconocidos como feminicidios, los abusos sexuales, la impunidad a feminicidas y ofensores, la desaparición de jovencitas en el negocio de la Trata. Denuncias de violencia política, el abandono de las más pobres, la escasez de recursos y empleo. El consentimiento oficial a la discriminación en las ventanillas, la muerte por cánceres femeninos, el desvío de la política de género. La pésima atención médica.
Denuncias que Sheinbaum Pardo y el presidente, atribuyen, no a la realidad, sino al conservadurismo, como dijo la jefa de gobierno, visiblemente feliz.
Es un hecho que los gobiernos morenitos no están haciendo su trabajo, las madres del feminicidio y de las desparecidas, claman justica. Encima violan la Constitución en materia de derechos humanos, pero hacen una fiesta de precampaña, con música y discursos polarizantes en plena crisis de seguridad y económica, donde las mujeres somos la mitad de las afectadas. Una burla. Veremos
Periodista, directora del portal informativo semmexico.com