Desde la Casa Blanca
Para Estados Unidos (igual que Rusia con Ucrania) es inadmisible un problema de seguridad al sur de sus fronteras. México vive una situación complicada en un contexto de tráfico de drogas, de personas, corrupción, por un lado, y con aspiraciones de ejercer un liderazgo crítico hacia Estados Unidos por el otro. El informe del Departamento de Estados del vecino país es un listado de señalamientos contundentes y arriesgados que parecen tener un objetivo: llevar a México a un esquema de seguridad hemisférica, en donde Estados Unidos ocupe el “vacío” que tiene abandonado. Se acercan tiempos electorales, y es seguro que las presiones aumenten, la confrontación no es deseable, hay mecanismos para evitarla: el Entendimiento Bicentenario.
La invasión rusa de Ucrania plantea para Estados Unidos una definición como México a nivel regional. La unidad occidental con los países europeos va encaminada, pero la regional presenta algunos escollos por el surgimiento de gobiernos de corte popular unos, o autoritarios otros. No todos los países latinoamericanos están alineados con la potencia regional, eso es una realidad y preocupante. México es una nación que no se alinea, pero tampoco se aleja y como está al sur le llueven las presiones.
Hay afirmaciones que afectan quizá porque son verdades. Dice el Departamento de Estado que la relación que tienen las “organizaciones del crimen transnacional con altos funcionarios del gobierno mexicano, y la influencia que éstas mantienen sobre ellos, siguen obstaculizando significativamente los esfuerzos del control de drogas en México”. Y luego, para sobar el moretón, dicen reconocer los esfuerzos del presidente López Obrador para combatir la corrupción.
Otro de los señalamientos es la política de “abrazos y no balazos” o el laissez faire mexicano que permite a los carteles circular por el territorio sin problemas. Y como ejemplo sacan el asunto “calientito” de San José de Gracia, Michoacán, donde las organizaciones criminales transitaron por la zona entre Michoacán y Jalisco, sin que ninguna autoridad local o federal los molestara.
Sin embargo, algo que falla a las autoridades norteamericanas es el enfoque hacia adentro y partir del hecho de que la frontera con todo y muro está bien “perforada” por túneles y pasos clandestinos accesibles, por caminos de terracería por donde pasan – y siguen pasando- drogas, tráfico ilegal de personas, narcos y armas en camionetas de redilas.
Y cabe preguntarse: cómo logra perforarse la frontera, sobre todo por la existencia hay células de los cárteles mexicanos en el vecino país. Algo sucede en sus aduanas, con su policía fronteriza, agencias de investigación, etc. Los analistas preguntan: ¿que hace la famosa CIA, Migración, o el legendario FBI, o la DEA tan sobrada en las series de narcos (pero arrinconada en la vida real)? ¿Será acaso un laissez faire norteamericano?
Pero volviendo a los señalamientos, ¿qué busca Estados Unidos, a qué vienen esas afirmaciones?
Hace un par de semanas surgió una iniciativa de parte de dos representantes con raíces cubanas, Marco Rubio (republicano Florida) y Bob Menéndez (demócrata New Jersey) llamada “Ley de Estrategia de Seguridad del Hemisferio Occidental 2022”, para promover los intereses de Estados Unidos en América Latina y el Caribe. El documento señala que el “creciente bloque de regímenes autoritarios antiamericanos en (la región) combinado con la influencia china y rusa presenta amenazas para nuestros intereses económicos y de seguridad nacional. El caos…les brindaría a los cárteles una mayor libertad operativa para enviar drogas y violencia a través de nuestra frontera”, por eso es necesario abordar una agenda sólida a fin de construir una nueva coalición de gobiernos afines en el hemisferio occidental”.
La iniciativa señala serias preocupaciones por la creciente influencia china y rusa en la región a través de inversiones, ayuda, cooperación energética y, apoyo militar. Los señalados son Nicaragua, Cuba, Venezuela, Argentina, Brasil, Barbados, Panamá. Advierten que si otros países siguen la ruta de Cuba y Venezuela, las oleadas de migración ilegal y trata de personas aumentará hacia EU, y eso no es admisible.
Sugieren una cooperación más estrecha en seguridad y narcóticos a través de acuerdos bilaterales con potencias regionales (como México y Brasil) para resistir al narcotráfico y los gobiernos autoritarios, incluidos los de China y Rusia. Ampliar la red comercial en la región y aumentar el capital del Banco Interamericano de desarrollo para reafirmar el liderazgo en la región de Estados Unidos.
“Necesitamos actuar de manera inteligente para llenar el vacío de liderazgo que hay en nuestra región en este momento”, esto suena a ecos de la guerra fría, a un llamado a cuidar “el patio trasero” de Estados Unidos tan abandonado por varios años.
Es el intento por recalentar el escudo de seguridad en todo el Hemisferio Occidental, bajo el liderazgo norteamericano. La zona de influencia donde no se permite la injerencia extranjera ni otro liderazgo que el de la potencia occidental: Estados Unidos. Por eso la urgencia a “ocupar el vacío”, antes que otro se anime a ocuparlo. Una nueva versión de la doctrina Monroe, “América para los americanos”, una viejísima idea del mundo de la posguerra pero que, ante la invasión de Ucrania y el reto del Kremlin, valdría la pena desempolvar.
La idea de los representantes de origen cubano puede parecer muy “vintage”, el caso es que para algunos no se oye tan mal, luce atractiva y tentadora,” the power again”, y sobre todo en tiempos electorales puede dar frutos, sobre todo si se escoge el blanco correcto en el momento adecuado: México.
Según el documento del Departamento de Estados, México vive una situación complicada: narcotráfico, corrupción, tráfico ilegal de personas, de armas, violencia y un desarrollo económico desigual que complica más el contexto. Según su enfoque, México plantea un serio problema de seguridad, de ahí el aumento de las presiones que irán escalando conforme se acercan los tiempos electorales en el vecino país.
Y lo malo es que abundan las piedras para tirar, México es campo minado del narcotráfico. Día a día surgen problemas que evidencian la ausencia de un estado de derecho.
Otro tema que molesta, es la relación de México con países como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Dentro de México, la relación es vista con miras a asumir un liderazgo en la región con una visión crítica hacia Estados Unidos. Allá también piensan lo mismo y no les gusta, sobre todo cuando en la región surgen gobiernos de corte populista, o “gobiernos de corte autoritario” como lo califican en Washington.
Observan con recelo la postura de México frente al conflicto de Ucrania: por un lado, apoya la condena en la ONU a la invasión rusa de Ucrania, y por el otro no apoya las sanciones al gobierno ruso. No hay un alineamiento de México hacia la postura norteamericana en el conflicto.
Para Estados Unidos (igual que Rusia) no se puede permitir un país que ponga en riesgo su seguridad nacional cerca de sus fronteras, y México lo está haciendo. La violencia, el tráfico ilegal en diferentes rubros y las aspiraciones de un liderazgo regional, hacen de México un país complicado y que plantea serios retos para el vecino país. A la vez, a casi 8 meses de las elecciones norteamericanas, el gobierno mexicano habrá de recibir una escalada de presiones en los temas bilaterales más vulnerables: frontera, migración, narcotráfico, corrupción, entre otros.
Si prospera la propuesta de Seguridad Hemisférica Occidental, que suena bien para oídos conservadores, ya lo decidirán los tiempos electorales, la tentación es grande y la preocupación por la influencia china y rusa es una realidad. Lo menos deseable es llegar a una situación de choque entre los dos gobiernos, hay mecanismos para hacerlo: el Acuerdo Bicentenario donde se busca la cooperación en temas candentes, donde los problemas bilaterales se abordan para avanzar no para confrontar. Solo hay que ver hacia donde apuntan las ambiciones de un lado y otro de la frontera.
Lo cierto es que la iniciativa está en la cámara alta, hay entusiasmo sobre todo por el clima electoral que va calentando. Los representantes, en la propuesta criticaron a su gobierno, le dicen que no debe andar dando “lecciones sobre el cambio climático o haciendo demandas unilaterales. La administración Biden debe entablar una asociación realista con esos países, reforzarla con asistencia específica y negociaciones económicas bilaterales. Hay mucho en juego para hacer lo contrario” y en eso, quizá tengan razón, hay mucho en juego.