Por Salvador González Briceño
Habrá que ir en busca de la paz,
no para atizar la guerra
- ¿Es el inicio de la Tercera Guerra Mundial?, suenan las voces de alarma
No es apología la hipótesis de “tercera guerra mundial”. Nunca. Solo llamar la atención sobre el alto riesgo de un estallido ampliado, generalizado y a juzgar por los últimos acontecimientos de guerra: la invasión de Rusia a Ucrania, en Europa del Este.
El presidente del país eslavo, Vladimir Putin, le llamó “operación militar especial”, a la incursión militar que comenzó el pasado 24 de febrero. Primero, para brindar protección a Donetsk y Lugansk, las ahora reconocidas —por Parlamento y presidente rusos— repúblicas independientes del este ucraniano en la región del Donbás. Luego, para “desnazificar y desmilitarizar” a Ucrania.
Proteger a las repúblicas de los ataques permanentes con artillería pesada perpetrados por el ejército ucraniano: bombardeos, francotiradores e incursiones cotidianas contra de sociedad civil, desde el año 2014 a la fecha. Actos calificados de genocidio, siempre callados por la prensa occidental.
Si el término no aplica, entonces ¿cómo calificar el saldo de los 14 mil muertos?, entre militares y civiles —las principales víctimas, “daños colaterales” para el ejército estadounidense en Vietnam— en los últimos ocho años…
GOLPE DE ESTADO
Era febrero de 2014, el día 22. La Rada Suprema (el Parlamento) destituyó al entonces presidente electo Víctor Yanukovich, con lo que se perpetró el golpe de Estado alentado como fruto del llamado Euromaidán. Derrocamiento de un presidente por ser prorruso, se dijo.
Los sucesores, primero el presidente Petró Poroshenko, luego el ahora Volodímir Zelenski, quienes han surgido de procesos electorales operados bajo la presión de intereses ajenos: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), los Estados Unidos (EE.UU.) y la Unión Europea.
Porque todos ellos han metido las manos desde el golpismo de 2014 a la fecha, por el interés geoestratégico y geopolítico que representa Ucrania para ellos; por tratarse de una ex colonia Soviética y ser puerta de entrada a Rusia.
Los territorios Rusia-Ucrania están a tiro de piedra. Ucrania, país trampolín para llevar la guerra de Occidente a Rusia. Ese ha sido el proyecto estratégico desde la caída del Muro de Berlín y la Unión Soviética.
Sin olvidar que empalma perfecto con el plan geopolítico latente desde el período entre guerras y más la Segunda Guerra Mundial: la tesis de John Mackinder del Heartland, quien controle la Isla Mundial controlará el mundo, en referencia a Eurasia. Con Rusia a la cabeza.
Por eso Hitler la quiso conquistar, y ahora sigue siendo motivo de disputa. Ya no es Alemania, como lo es el imperio estadounidense: desestabilizar al país con el territorio más grande del mundo, por los enormes recursos naturales que posee.
Entre otras metas imperialistas, del “obligado” “enemigo” como fue la URSS —de Stalin a Gorbachov— hasta el “derrumbe”. De la “necesaria” competencia del anhelado orden bipolar surgido de la Guerra Fría, tras la 2ª GM.
Luego entonces, el imperio requiere una estrategia imperialista para justificar sus guerras, como las generadas en cualquier parte del mundo, además:
1) Tomar ventaja en la disputa por la hegemonía —solo al viejo estilo de guerra fría como lo sabe hacer el Occidente civilizado que representa EE.UU.— en contra de las dos potencias emergentes recientes, Rusia y China;
2) Para mantener vigente a su brazo armado en el mundo, la OTAN, un organismo de la Guerra Fría que perdió vigencia desde la desaparición del Pacto de Varsovia —y la caída de la URSS— y;
3) Continuar con las guerras de conquista territorial por los recursos en el mundo, como sigue siendo el oro, el litio ahora y las tierras raras.
GUERRAS HÍBRIDAS
Con todo, las guerras no son ahora las tradicionales de la Guerra Fría, las del siglo XXI recaban estrategias y métodos del pasado, agregando las técnicas del presente. De ahí la complejidad. Por lo mismo son ya guerras multidimensionales o llamadas “guerras híbridas”.
El riesgo ahora es que, si bien la OTAN ha reiterado no participar en la guerra contra Rusia en defensa de Ucrania, porque el país no es miembro —como otras ex Repúblicas Soviéticas que sí lo son— del organismo atlantista, entrará en guerra si se implica, atenta o ataca a alguno de sus miembros.
Y eso podría surgir bajo cualquier pretexto. Bastará un chispazo, en cualquiera de los países circundantes al escenario de guerra, para dimensionar el conflicto. Por esto se especula si se trata de la Tercera Guerra Mundial.
No se olvide que los países ex soviéticos que ahora son parte de la OTAN —como Albania, Bulgaria, Hungría, Rumanía, Polonia, República Checa y Eslovenia; asó como la RDA, Estonia, Letonia y Lituania—, han sido armados y capacitados por la propia OTAN para la defensa del “enemigo” ruso.
Es decir, la guerra de Rusia contra Ucrania (una ex República Soviética), a pocos días de comenzada ha tomado cauces imprevistos para todos: para Putin, quien no esperaría extenderse en el tiempo; para Europa, que no querría otra guerra en carne propia (luego de padecer la 1ª y 2ª GM); la propia OTAN (que no estaría preparada para una confrontación con Rusia, como potencia nuclear) y para el mundo en general.
Lo peor es que, como toda guerra, todos saben cuándo comienza, pero no cuándo ni cómo termina.
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