En la Casa Blanca
Circula un Tik Tok muy significativo, Barack Obama y Joe Biden en una reunión muy concurrida. Obama es el centro de atención mientras que Biden, colocado detrás toca el hombro derecho del expresidente en repetidas ocasiones. Sin embargo, éste es el “alma de la fiesta”, sonríe, saluda, platica alegre mientras que Biden insiste desesperado en hablar con él, a un lado se ve una Kamala Harris feliz, y dando la espalda a “sleepy” Biden. Ninguno de los dos “pela” al presidente.
¿Será que el tik tok balconea una realidad? Que Obama aún parte plaza entre las huestes políticas
gringas a pesar de que ya pasaron poco más de cinco años. En cambio Biden (vaya que Trump le atinó al apodo de “sleepy”) pese a su lenguaje dicharachero no logra inyectar vitalidad en su rebaño.
El pasado 5 de abril, Barack Obama visitó la Casa Blanca. Acudió al rescate de su compañero político, un Joe Biden con una popularidad en picada alcanzando a duras penas el 40%, curiosamente es el mismo porcentaje que tiene su “adversario conservador” Donald Trump, solo que éste amenaza con subir sus querencias en el público fifí mientras que “sleepy” Biden difícilmente sacude a la audiencia de su letargo.
La visita de Obama fue percibida como un gesto político necesario ante el desastre que arrastra Biden. Obama fue recibido con una ovación bastante prendida, aplausos, gritos de júbilo, muestras de una verdadera empatía por parte de la audiencia. Mientras que Biden, su personalidad de “buen hombre”, de abuelo complaciente lo único que levanta son quejas, qué lejos están los aplausos bipartidistas que arrancó a un público difícil en el informe a la nación.
Barack Obama pareció captar a los demócratas de capa caída, “se lo desanimada que puede llegar a estar la gente con Washington. Demócratas, republicanos, independientes. Todo el mundo se siente frustrado a veces por lo que sucede en este pueblo. El progreso se siente lento a veces”.
“Qué bueno estar de vuelta en la Casa Blanca” dijo, y tal vez pensó ¡qué malo sería perderla!! En un espontáneo lapsus se dirigió a Joe Biden llamándolo “vicepresidente”, el cargo que les dio el espacio para compartir los grandes acontecimientos del mundo durante ocho años. Después corrigió y le dijo “Mi Presidente Biden”.
Mientras Obama hablaba, Biden y Kamala Harris permanecían detrás y atentos, pensando comparativamente que ésa es precisamente la popularidad que necesita el Partido Demócrata tan apagado. Es un hecho, la presencia de Barack Obama será primordial para darle impulso a una bancada a punto de tirar la toalla.
La principal pesadilla del partido Demócrata es el nivel de inflación, indicador que el propio Biden prefiere no ver ante la escalada de precios que provocaron sus “gasolinazos”. Lo bueno es que en el podio presidencial en el cual informa a la nación cada vez que es necesario (y no todas las mañanas) tiene colocado el tema de la invasión de Ucrania. Una guerra en donde sí es apoyado hasta cierto punto, y que, sin querer, le sirve como distractor de los graves asuntos internos.
“Ahora soy un ciudadano más” dijo Obama, “pero sigo más interesado en el rumbo de nuestra democracia”, en referencia a Trump lo que provocó aplausos. Cómo olvidar al tipo de los cuernos con la cara pintada y el torso desnudo, gritando a todo pulmón en el asalto al Capitolio. O la horda entrando a empujones, rompiendo puertas y ventanas para colarse como viles gandallas a las oficinas y romper lo que se atraviesa.
Faltan menos de ocho meses para las elecciones, y sin duda, Obama será el “alma de la fiesta” electoral no hay de otra, los líderes andan escasos y la Hillary resulta ser un plomo.