Con un nuevo índice inflacionario de 8.4%, la tasa más alta desde diciembre de 1981, la administración Biden sorprende a un electorado cada vez más golpeado en sus bolsillos, un nuevo récord que supera al del año anterior que terminó en febrero de este 2022 y que registró una tasa de 7.9%. Este nuevo Índice de Precios al Consumidor de marzo del presente año, refleja el aumento de los precios de la energía relacionados con la guerra en Ucrania, es decir, un “gasolinazo” que ya tuvo sus efectos colaterales en el vecino país.
En efecto, los precios de la gasolina son los principales culpables de esta reacción en cadena. El precio del galón en Estados Unidos alcanzó los 4.08 dólares en marzo de este año, un 20% más de lo que costaba en febrero unos 3.26 dólares aproximadamente.
Sin embargo, al parecer no todo son malas noticias pues el precio del combustible va bajando poco a poco hasta llegar a los 4.02 dólares en la primera semana de abril, si se mantiene esta tendencia a la baja, el precio de la gasolina seguramente impactará en el nivel de inflación general en los próximos meses.
La administración Biden contará con una buena justificación al señalar la culpabilidad de la guerra de Ucrania en generar este incremento en la inflación, también habrá de resaltar sus esfuerzos para contener los precios del combustible a través de la liberación de petróleo de la Reserva Estratégica de Petróleo de los Estados Unidos.
Sin embargo, el tema principal radica en qué está pasando en la economía interna. De acuerdo al portal Axios, en el caso de los bienes duraderos, el alivio llegará cuando las cadenas de suministro se estabilicen. En cuanto a los servicios, que representan el 57% del IPC, frente al 13% de los bienes duraderos, es probable que dentro de poco sustituyan a los bienes en la dinámica de la economía, evitando con esto que la inflación disminuya.
Por ejemplo, se registran aumentos de precios en servicios tan variados como los de salud, las estadías de los hoteles, el alquiler de vivienda, entre otros. La pregunta es, si la inflación de los servicios seguirá acelerándose aun cuando la inflación de bienes duraderos va a la baja. Eso sí sería un problema.