En la Casa Blanca
El Congreso de Estados Unidos no debe permitir que la “KGB estadounidense” continúe atacando a los ciudadanos norteamericanos, advierte Chris Stewart, representante republicano de Utah, en relación al manejo indiscriminado de millones de metadatos en poder de las agencias de inteligencia de ese país y que permite darle seguimiento a las llamadas por celular a la vez que permiten ubicar el lugar por donde se mueve el propietario del móvil.
En una entrevista con Fox News, Stewart señala que el Congreso necesita reafirmar el control sobre las

actividades de la comunidad de inteligencia dentro de los Estados Unidos. “Si quieres construir una KGB estadounidense, y crees que es buena idea, adelante…pero si crees que (esto) es temible entonces hay que trabajar con los miembros del Congreso”.
El objetivo de tener la comunidad de inteligencia, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) la CIA y otras agencias, es con el fin de concentrarse en las amenazas extranjeras, el terrorismo extranjero. Para dedicarse a países como Rusia, China y Corea del Norte. Nunca se pretendió que voltearan a vigilar a los ciudadanos norteamericanos, aunque la verdadera amenaza que preocupa es el extremismo doméstico y violento, los supremacistas blancos como le llaman.
Según la administración, critica Stewart, esta amenaza es tan grande que se necesita usar todo el poder, las herramientas increíbles que se les da a las agencias de seguridad nacional y que permiten utilizarlas contra los ciudadanos de este país. Esta utilización debería enfurecer a los estadounidenses que piensan que a estas agencias se les permite usar este increíble poder.
Sobre los miembros del Congreso que han sido espiados por las agencias con esta tecnología, Stewart afirma que varios de ellos se sienten intimidados por el espionaje. Y no solo ellos, también los miembros de la prensa, el Senado, y otras ramas del gobierno. Y a pesar de que engañaron con un informe en donde reportaban sus actividades, las agencias de espionaje quieren aumentar su capacidad para ejercer su vigilancia.
No es necesario, no hay razón, hay suficientes amenazas terroristas como para hacer esto, concluye Stwewart.
En el mismo sentido, dos senadores, Ron Wyden y Martin Heinrich, acusan a la CIA de recopilar datos que afectan a los estadounidenses aunque no detallan qué tipo de datos son. Todo hace suponer que se refieren a los megadata que se recopilan de los teléfonos celulares.
En una carta declasificada y citada por el New York Times, los senadores afirman que la CIA “ha llevado a cabo en secreto, su propio programa masivo”, la recopilación la realizó durante años sin una orden judicial. La Agencia censuró la naturaleza de los datos cuando se publicó la carta, es decir la cubrió con la típica tinta negra, y se defendió al señalar que ya había un informe sobre el mismo tema.
La CIA se refirió al informe “Deep Dive II” elaborado por la Junta de Supervisión de Privacidad y Libertades civiles, que fue un estudio que examina las operaciones de las agencias de inteligencia bajo la Orden Ejecutiva 12333, que son las reglas que el Congreso ha dejado sin regular. Los senadores Wyden y Heinrich insistieron ante Avril D. Haines, directora de inteligencia nacional, y William J. Burns, director de la CIA para que declasificaran las actividades (de vigilancia) y las reglas internas sobre la consulta de datos para obtener la información sobre los norteamericanos. Hasta el momento, el silencio y la mirada hacia otro lado es la respuesta, y a la vez forma parte del jaloneo entre la defensa de la seguridad nacional y los derechos civiles de los ciudadanos.