Esta semana he estado revisando el UNODC World Drug Report 2022, el cual presenta una visión general de los patrones globales de consumo y tráfico de drogas, así como las implicaciones de política asociadas en las diferentes naciones miembros de la Organización de las Naciones Unidas.
El documento destaca que el consumo de drogas sigue siendo un problema importante a nivel mundial, y que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado aún más esta situación.
El consumo de drogas ilícitas, con especial énfasis a la cocaína, ha aumentado en muchos países, lo que ha llevado a un aumento en la demanda y el tráfico de drogas.
Con esto, se indica que el tráfico de estupefacientes sigue siendo una amenaza importante para la seguridad y la estabilidad de muchos países, a la par que el mercado de drogas ilícitas sigue siendo altamente lucrativo y atractivo para los grupos criminales.
Un aspecto importante que resalta UNODC, es el analizar los patrones de consumo y tráfico de drogas en todo el mundo, desglosados por región y país.
También se revisar la disponibilidad y el precio de las drogas ilícitas en diferentes partes del mundo. Además, destaca los desafíos asociados con la respuesta a la epidemia de drogas, incluyendo la necesidad de mejorar la prevención y el tratamiento del consumo de drogas, así como la necesidad de mejorar la cooperación internacional para abordar el tráfico de drogas y la delincuencia relacionada con las mismas.
Frente a este panorama el documento presenta la importancia de implementar políticas basadas en la evidencia para abordar esta problemática.
Y presenta recomendaciones para los países con relación a la prevención del consumo de drogas, la reducción del daño, el tratamiento y la atención, y la cooperación internacional para abordar el tráfico de drogas.
Algunos de los puntos clave que presenta el documento, son los siguientes.
El mercado de la cocaína está en auge, a juzgar por los nuevos máximos sin precedentes en la fabricación y el elevado nivel de consumo.
Según el UNODC World Drug Report 2022 la fabricación de cocaína alcanzó máximos históricos en 2020. Frente a esto es probable que el tráfico de cocaína aumentó en 2020 pese a la pandemia, en vista de que la incautación mundial de cocaína creció hasta alcanzar un récord histórico de 1.424 toneladas incautadas ese año.
El tráfico por mar, principalmente en contenedores es el que más se ha extendido desde la pandemia y prueba de esto es que el 90 % de la cocaína incautada en todo el mundo en 2021 se transportaba por ese medio. Del mismo modo, los datos sobre incautaciones parecen indicar que el tráfico se está expandiendo a otras regiones fuera de los dos mercados principales (América del Norte y Europa), esto en vista de que el volumen del tráfico destinado a África y Asia va en aumento.
Esto se explica a razón de que hay múltiples indicadores que apuntan a un aumento generalizado del consumo de cocaína en los últimos diez años. Frente a esto es necesario adoptar estrategias holísticas de reducción de la oferta de drogas que engloben el desarrollo económico y los medios de vida alternativos en los países donde se cultiva ilícitamente los cultivos que sirven de materia prima de la misma.
Otras recomendaciones que UNODC son el definir los objetivos de las respuestas de manera más eficaz, mejorando para ello la disponibilidad de datos sobre los efectos a corto y largo plazo para la erradicación de cultivos de forma forzosa y voluntaria.
El encauzar recursos de los organismos encargados de hacer cumplir la ley a combatir el tráfico marítimo y en contenedores, ya que el 90 % de la cocaína objeto de tráfico se transporta por rutas marítimas). E incrementar la asistencia técnica para fortalecer la capacidad de las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley para detectar e interceptar cocaína en África y Asia, en lugares donde el tráfico de cocaína sea relativamente nuevo o la capacidad de interceptación sea reducida
Las mujeres están infrarrepresentadas en el tratamiento del consumo de drogas.
El UNODC World Drug Report 2022 indica que la gran mayoría de las personas que consumen drogas son hombres, pero las mujeres constituyen más del 40 % de las personas que consumen estimulantes de tipo anfetamínico y consumen con fines no médicos fármacos estimulantes, fármacos opioides, sedantes y tranquilizantes.
Los trastornos por consumo de este tipo de drogas tienden a aparecer con mayor rapidez en las mujeres que en los hombres. Asimismo la brecha de género en lo que respecta al tratamiento sigue siendo un problema de escala mundial que reviste especial gravedad en el caso de las mujeres que consumen estimulantes de tipo anfetamínico.
De hecho, las Naciones Unidas consideras que casi una de cada dos personas que consumieron estimulantes de tipo anfetamínico en el mundo, son mujeres.
Frente a esto se vuelve una prioridad invertir en investigación para entender mejor cómo influyen el sexo y el género en la trayectoria que lleva al consumo de drogas y a los trastornos por consumo de drogas en relación con las diferentes drogas y para fundamentar mejor las estrategias de prevención, de modo que permitan abordar con eficacia las vulnerabilidades y los factores de riesgo.
Un área de oportunidad que tienen los gobiernos es el ampliar la disponibilidad de servicios de tratamiento del consumo de drogas y de prevención, tratamiento y atención del VIH que tengan en cuenta el género, de conformidad con las Normas Internacionales para el Tratamiento de Trastornos por el Uso de Drogas de la UNODC y la OMS, y velar por que las mujeres que tratan de acceder a esos servicios se sientan bien recibidas.
Del mismo modo se pueden ofrecer intervenciones que garanticen que las mujeres están y se sienten seguras y libres de estigmas, pueden ejercer sus responsabilidades del cuidado de los hijos y solo una de cada cinco personas que recibe tratamiento por trastornos por consumo de esas sustancias es mujer.
Las personas jóvenes consumen más drogas que las adultas y sus niveles de consumo son más elevados que los de las generaciones anteriores.
De acuerdo con UNODC la mayoría de las personas que están en tratamiento por trastornos por consumo de drogas en África y en América Latina tienen menos de 35 años. Y la prevalencia anual mundial del consumo de cannabis en los jóvenes de 15 y 16 años es del 5,8 %, frente al 4,1 % en la población de 15 a 64 años.
Esto presenta que los jóvenes suelen tener un nivel de consumo de drogas superior al de los adultos, y en muchos países los niveles de consumo de drogas en los jóvenes son hoy en día más elevados que en las generaciones anteriores.
Frente a esto, es necesario establecer sistemas nacionales de prevención del consumo de drogas dirigidos a los niños en las primeras etapas de su desarrollo, lo antes posible, y dediquen especial atención al fortalecimiento de la resiliencia de conformidad con las Normas Internacionales sobre la Prevención del Uso de Drogas de la UNODC y la OMS, para que los niños de hoy crezcan y se conviertan en los adolescentes sanos del mañana.
También, se recomiendan políticas para los adolescentes e implicarlos mediante la difusión de mensajes de prevención en los medios sociales y en otras plataformas en línea a fin de contrarrestar la utilización de estos canales para promover el consumo de drogas y facilitar la oferta de drogas ilícitas, con el fin de minimizar los daños relacionados con las drogas y desalentar el consumo.
Las distintas drogas imponen cargas diferentes a los sistemas sanitarios.
De acuerdo con el reporte los opioides son aún las drogas más letales.
En América del Norte, las muertes por sobredosis están alcanzando cifras sin precedentes a causa de los fentanilos: en los Estados Unidos se registraron 91.799 muertes por sobredosis en 2020, y la cifra provisional de muertes correspondiente a 2021 asciende a 107.622.
Por su parte, Canadá notificó un aumento del 95 % de las muertes por sobredosis de opioides en el primer año de la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19).
Por otra parte, el cannabis, pese a que raramente se asocia a la mortalidad directamente relacionada con las drogas, es el causante de una parte importante de los daños relacionados con las drogas en todo el mundo, debido en gran medida a su elevada tasa de prevalencia.
Aproximadamente el 40 % de los países analizados notificaron que el cannabis era la droga relacionada con el mayor número de trastornos por consumo de drogas. Y el 33 % lo señaló como la droga principal que consumían las personas que se habían sometido a tratamiento.
De esta forma, el aumento del consumo de cannabis impone nuevas cargas a los sistemas y es necesario proporcionar más recursos para incrementar el acceso a servicios de base empírica con carácter voluntario, de conformidad con las Normas Internacionales para el Tratamiento de Trastornos por el Uso de Drogas de la UNODC y la OMS.
Por ejemplo, en África y en algunos países de América Latina y el Caribe, las personas que solicitan asistencia para tratar trastornos por consumo de cannabis constituyen la mayor proporción de las personas en tratamiento debido al consumo de drogas.
Y esto se relaciona con el aumento de la potencia de los productos del cannabis, junto con el consumo habitual y frecuente de esa sustancia, ha traído aparejado un aumento de los trastornos por consumo de cannabis y los trastornos psiquiátricos concomitantes en Europa Occidental.
El 31 % de las personas que acudieron a servicios especializados de tratamiento del consumo de drogas en la Unión Europea en 2019 lo hicieron debido al consumo de cannabis.
No obstante, existen claras diferencias regionales en cuanto a la droga primaria que notifican las personas que se someten a tratamiento debido al consumo de drogas: en Europa Oriental y Sudoriental y en la mayor parte de Asia, el principal motivo que llevó a las personas a someterse a tratamiento fueron los trastornos por consumo de opioides; en la mayor parte de América Latina fueron los trastornos por consumo de cocaína; y en Asia Oriental y Sudoriental, así como en Australia y Nueva Zelandia, fueron los estimulantes de tipo anfetamínico, en particular la metanfetamina. sobredosis de opioides in situ de modo seguro.
En conclusión, el Informe Mundial sobre Drogas 2022 es un recurso valioso para entender los patrones globales de consumo y tráfico de drogas, y las implicaciones de política asociadas.
Ya que el documento destaca la necesidad de abordar este problema con un enfoque integral y basado en la evidencia, y enfatiza la importancia de la cooperación internacional para lograr resultados efectivos.
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