Ante la debacle del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones autonómicas y municipales de ayer, el presidente Pedro Sánchez anunció la convocatoria de las generales para el próximo 23 de julio, mismas que inicialmente estaban programadas para el mes de diciembre.
Es de señalar que los socialistas colapsaron en Sevilla, Valladolid, Palma, Logroño, Huelva, Murcia y así hasta 15 capitales de provincia de las 22 que gobernaba. Y en comunidades autónomas como Extremadura, Aragón, la Comunidad Valenciana, Islas Balears, La Rioja o Cantabria.
Es decir, todos a excepción de Navarra, Asturias y Castilla-La Mancha. Un desastre provocado por el tsunami azul de la derecha que -como dijo su líder, Alberto Núñez Feijóo- inicia un cambio de ciclo político en el país.
En consecuencia, Sánchez informó la disolución de las Cortes en una declaración institucional de tan solo tres minutos, y explicó que lo hizo después de informarlo al rey Felipe VI. La convocatoria se formalizará mañana después de una convocatoria extraordinaria del Consejo de Ministros.
Tras los resultados cosechados el 28M por el conjunto del PSOE, Sánchez ha asegurado que “el sentido del voto traslada un mensaje que va más allá” de la convocatoria municipal y autonómica, y que por eso asume “en primera persona los resultados para someter nuestro mandato democrático a la voluntad popular”.
“Convoco elecciones por los resultados de ayer. Algunos alcaldes se van a ver desplazados pese a una gestión impecable y numerosas administraciones pasarán a ser comandadas por PP y Vox. El sentido del voto traslada un mensaje que va más allá y asumo en primera persona los resultados”, explicó.
“Estos resultados demandan una clarificación sobre el rumbo que tiene que tomar el gobierno y el único método es la democracia. Los españoles y las españolas tienen que tomar la palabra y decidir de nuevo el rumbo del país”, añadió el socialista en su comparecencia.
Y es que el partido del presidente Pedro Sánchez, que dio seguimiento a toda la jornada desde su oficina en el Palacio de La Moncloa sin dar declaraciones, perdió casi todo lo que podía perder, pese a que el CIS le daba como ganador.
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