El Departamento de Justicia notificó al equipo legal de Donald Trump, que el ex presidente es objeto de una investigación por el resguardo indebido de documentos clasificados en su residencia de Florida. Se trata de una adversidad más que sortea en la carrera hacia las elecciones y a pesar de ello se mantiene arriba de los republicanos en las encuestas, que lo favorecen.
Informó la autoridad que representantes y abogados de Donald Trump ocultaron documentos oficiales secretos después de haber certificado falsamente que el ex presidente había entregado a las autoridades todos los archivos oficiales almacenados en su residencia privada en Florida, actos que constituyen delito de obstrucción de la justicia, por lo que será enjuiciado el exmandatario.
Al trascender esta revelación pública de que hay evidencia en poder del gobierno federal sobre posible obstrucción de justicia -que puede inculpar no sólo al ex presidente sino a sus abogados- se alega que el equipo de Trump actuó deliberadamente.
Se infiere que ocultaron a la FBI documentos secretos que el equipo de Trump se llevó de la Casa Blanca cuando sus agentes fueron a Florida el pasado 3 de junio, para solicitar todo documento oficial en su posesión para que éstos fueran entregados a los Archivos Nacionales, como lo marca la ley.
En el expediente figura la revelación en una respuesta escrita del Departamento de Justicia sometida ante un tribunal federal en Florida, donde se había programado una audiencia este jueves para abordar una solicitud de Trump de que se nombre un árbitro independiente.
El árbitro evaluaría si algunos de los documentos son protegidos por alguna doctrina legal de privilegio que detalla que cuando los agentes del FBI visitaron Mar-a-Lago en junio los abogados de Trump afirmaron falsamente que se había entregado todo documento oficial almacenado en la residencia.
El documento declara que el Departamento de Justicia tenía evidencia de que “los documentos del gobierno probablemente fueron ocultados y removidos del almacén y que era probable que se hicieron esfuerzos para obstruir la investigación” de las autoridades federales.
La semana pasada, en un documento jurado extensamente censurado, el Departamento de Justicia reveló que la FBI había evaluado 184 documentos marcados como clasificados, algunos con el nivel más alto “top secret”, dentro de las primeras 15 cajas de documentos entregados por Trump en enero.
Ahí empezó la sospecha de que había más documentos secretos en la residencia del ex presidente, lo que llevó a la visita del jefe de contra inteligencia de la FBI Jay Bratt y otros agentes a Mar-a-Lago en junio.
Cuando recibieron aún más material en junio -38 documentos marcados como secreto- y la certificación por los representantes de Trump de que con esa segunda entrega ya era todo documento oficial en posesión del ex presidente, la FBI obtuvo evidencia de que eso no era cierto. Con base en la misma se efectuó el cateo sin precedente de una residencia privada de un ex presidente de donde la FBI se llevó unas 33 cajas más, entre las cuales había más documentos secretos, incluyendo los marcados “top secret”.
Algunos no estaban en el almacén sino guardados en escritorios en la oficina personal de Trump. Otros que fueron recuperados eran de tan alta clasificación secreta que los propios agentes de contra inteligencia de la FBI y abogados del gobierno fueron obligados a solicitar autorización adicional para evaluarlos.
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