Dos hechos marcaron la historia política chilena tras la muerte del presidente y la llegada al poder de un militar que permaneció en el poder por 25 años
Fuente: BBC y agencias
A medio siglo del golpe militar en Chile contra Salvador Allende, narra la historia contemporánea que el palacio presidencial chileno no fue el único blanco del feroz ataque aéreo perpetrado por las Fuerzas Armadas durante el golpe militar liderado por Augusto Pinochet.
El 11 de septiembre de 1973 se registraron otras embestidas que han sido menos difundidas. En una de ellas, una niña de solo 11 años de edad habría muerto según su familia, fue impactada por un proyectil lanzado por un Hakwer Hunter.
Hace 50 años, la imagen de La Moneda en llamas y la noticia de la muerte de Salvador Allende, el primer socialista en llegar al poder por los votos y no por las armas, dieron la vuelta al mundo.
En la actualidad, todas las democracias en el continente parecen haber olvidado lo que sucedió el 11 de septiembre de 1973 en el lejano Santiago en Chile, por lo que ahora muy pocos lo recuerdan, señalan internacionalistas.
En los anales de la historia en naciones de América Latina, ambos acontecimientos se convirtieron en íconos del quiebre de la democracia en Chile y el comienzo de un régimen militar que duró 17 años y dejó decenas de miles de víctimas, entre ellas casi 3.000 muertos y desaparecidos.
Operación Silencio
Así se llamaba la misión destinada a silenciar seis antenas radiales afines al gobierno de Salvador Allende, con el fin de aislar al mandatario en medio del golpe.
A cargo de la operación estaba el exgeneral y comandante del Grupo 7, Mario López Tobar, conocido con el pseudónimo de “Libra”.
En ese entonces, su primer objetivo era Radio Corporación, perteneciente al Partido Socialista, que ese día había alcanzado a transmitir los primeros mensajes en los que Allende alertaba de un levantamiento en su contra.
“Impactar a ese blanco con cohetes no guiados y aproximando a 450 nudos (830 kilómetros por hora) iba a ser una tarea difícil. Sin duda que lo era”, escribió López Tobar en “El 11 en la mira de un Hawker Hunter”, uno de los libros más reveladores sobre cómo fue la operación aérea ese día.
El comandante relata, por ejemplo, cómo debió disparar 16 cohetes Sura P-3 hasta lograr detener completamente las transmisiones.
La última que quedó al aire fue radio Magallanes.
En medio del caos, su director, Guillermo Ravest Santis, recibió una llamada del propio Allende.
“Necesito que me saquen al aire, inmediatamente, compañero”, le dijo.
Fue entonces cuando pronunció su último icónico discurso que dio vueltas al mundo.
“¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”, dijo Allende en una de sus frases más recordadas.
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