Con una emotiva pausa que unió a los estadounidenses se conmemoraron los trágicos ataques del 11 de septiembre de 2001, un episodio que marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos, al cumplirse 22 años desde que secuestradores islamistas tomaron el control de aviones de pasajeros y los estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, así como contra el Pentágono en Washington.
El presidente Joe Biden, quien en ese momento se encontraba en camino de regreso desde un viaje de cinco días a India y Vietnam, tenía previsto pronunciar un discurso en una ceremonia solemne en Anchorage, Alaska. La elección de este lugar en lugar de Washington o Nueva York representó una notable desviación de la tradición presidencial.
En una emotiva muestra de respeto, la vicepresidenta Kamala Harris y otros funcionarios se unieron a las familias de las víctimas que perdieron la vida en los dos aviones que se estrellaron contra las torres y en tierra. El Memorial del 11 de septiembre, que ocupa las huellas del edificio derribado, fue el escenario de esta conmovedora reunión.
Mientras tanto, al otro lado del río Potomac, en Washington, los funcionarios del Pentágono llevaron a cabo su evento tradicional en el cuartel general del ejército estadounidense, recordando con solemnidad los trágicos acontecimientos de hace 22 años.
Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que cobraron la vida de más de 3,000 personas, llevaron al entonces presidente George W. Bush a lanzar una “guerra global contra el terrorismo”.
Esta campaña incluyó una operación militar en Afganistán con el objetivo de encontrar y capturar al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Bin Laden logró evadir la captura durante una década, hasta que finalmente fue asesinado en un operativo estadounidense en su complejo en Pakistán en 2011, bajo la presidencia de Barack Obama.
Los ataques del 11 de septiembre de 2001 representaron el peor ataque en suelo estadounidense desde el bombardeo japonés a Pearl Harbor en 1941, donde perdieron la vida 2,400 personas. El recuerdo de aquel día trágico sigue siendo un punto de unión para los estadounidenses, recordándoles la importancia de la unidad y la resiliencia en momentos de adversidad.
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