En un vibrante debate presidencial republicano, varios candidatos intensificaron sus ataques contra el ex presidente Donald Trump en un esfuerzo por socavar su liderazgo indiscutible en las primarias. Sin embargo, Trump optó por no participar en el evento, lo que cambió drásticamente la dinámica del escenario.
Los moderadores de Fox Business organizaron un debate que contrastó significativamente con la narrativa previa de la campaña, que a menudo estaba dominada por los ataques de Trump a sus rivales y a las instituciones democráticas. Los temas discutidos en el debate incluyeron educación, política económica y la frontera entre Estados Unidos y México, en lugar de las acusaciones penales y los casos civiles que enfrenta Trump.
En su ausencia, los candidatos se dirigieron directamente a él en un esfuerzo por destacarse y ganar terreno en las primarias. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, argumentó que Trump debería haber estado en el escenario para defender su historial, mientras que otros candidatos criticaron su ausencia y lo acusaron de “desaparecer en acción”. Incluso Vivek Ramaswamy, empresario y previo partidario de Trump, expresó la necesidad de una “generación diferente” para llevar adelante la agenda de “Estados Unidos Primero”.
Trump, por su parte, pronunció un discurso en horario de máxima audiencia en Michigan, donde bromeó sobre competir con los candidatos en el debate y se burló de sus rivales por no atraer multitudes tan grandes como las suyas. Además, antes del debate, instó al Partido Republicano a cancelar futuros debates, argumentando que eran “malos para el Partido Republicano”.
La ausencia de Trump en el debate generó un ambiente de rivalidad y ataques entre los candidatos restantes, cada uno luchando por destacarse y cambiar la dinámica de la carrera. El exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, criticó a Trump por “esconderse detrás de las paredes de sus clubes de golf” y no responder preguntas como el resto de los candidatos.
La ex embajadora de las Naciones Unidas, Nikki Haley, también atrajo la atención al acusar a Trump de no ser lo suficientemente duro con China durante su presidencia. El debate evidenció la creciente rivalidad entre los candidatos mientras buscan ganar terreno en la carrera hacia las primarias presidenciales republicanas.
A pesar de la intensidad y los ataques entre los candidatos, la ausencia de Trump fue un recordatorio constante de su influencia dominante en la política republicana, lo que plantea interrogantes sobre el futuro de la contienda presidencial dentro del partido.
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