“No son las cosas que nos pasan las que nos hacen sufrir,
sino lo que nosotros decimos sobre esas cosas”
Epicteto
Si el conductor de un vehículo mantiene el volante fijo, sin virar hacia uno u otro lado siguiendo el trazo de la carretera, no importando la determinación y la fuerza que aplique, saldrá del camino poniendo en riesgo su vida y la de quienes le acompañan.
Los huracanes que azotan las costas de distintos territorios del mundo, gracias a la velocidad de sus vientos, suelen partir por la mitad postes de madera que sostienen instalaciones y cables.
Quien quiera llegar al destino fijado, deberá girar, acelerar y frenar, para sortear los obstáculos y condiciones que el camino presente.
La resiliencia, un término que recientemente escuchamos con mayor frecuencia aquí y allá, significa contar con la capacidad para adaptarse a las situaciones que la vida nos presenta. Justamente como ese chofer que frena cuando un tope aparece, o vira a la derecha o a la izquierda en el momento justo cuando la curva se presenta.
La capacidad de adaptación es realmente una gran fortaleza. La vida contiene condiciones adversas que lejos de orillarnos a abandonar nuestras metas, deben fortalecernos para seguir adelante.
Volviendo al ejemplo referido en líneas anteriores sobre los daños que una tormenta tropical puede ejercer sobre la infraestructura, no solo son las características del fenómeno las que ponen en riesgo a los postes, sino también la rigidez de los mismos, lo que los hace más vulnerables; intentaré explicar: si los postes tuvieran la flexibilidad que tiene la hierba, que frente al viento ajusta su posición sin romperse, no sufrirían daño alguno. Frente a la rigidez, flexibilidad y resistencia. Resistir sin quebrarse, para poder seguir adelante.
El reto radica en adaptarnos a las dificultades que nos aquejan, sin permitir que nos detengan. La resiliencia no disuelve los problemas, sino nos permite atravesarlos. Resiliencia significa resistir, adaptarse y allegarse de los elementos necesarios para seguir adelante.
Es la resiliencia un elemento que nos permite proteger y cultivar nuestra salud mental. ¿Cómo podemos fortalecer nuestro perfil fortaleciendo nuestra resiliencia? Es fundamental convencernos de que los cambios, los retos y las adversidades serán parte de nuestra rutina y existencia; mantener frente a ellos un enfoque de reto, oportunidad y superación, será mucho más eficiente y productivo que centrarse en catalogarlos como crisis definitivas o catástrofes. Las personas resilientes suelen mantener y cultivar buenas relaciones interpersonales, que les permiten obtener ayuda y puntos de vista que enriquecen su visión. Aunado a ello suele ser de utilidad intentar seguir adelante, con pequeñas acciones en sentido correcto, buscando avanzar, aunque sea poco a poco, recordando que los obstáculos no se sortean solos y los problemas no se resuelven con el paso del tiempo sin nuestra participación decidida. Realizar acciones que nos permitan fortalecer nuestro perfil y ganar confianza, como dormir adecuadamente, evitar vicios, alimentarnos sanamente, hacer ejercicio y fortalecer nuestra fe, nos permite encarar con muchas más herramientas las situaciones que se enfrentan. También, debemos vernos y referirnos de manera positiva, evitando que la voz interior que nos habla de manera cotidiana, sabotee nuestros intentos.
Fortalecer la resiliencia no es sencillo, sin embargo, podemos poco a poco lograrlo manteniendo la esperanza y privilegiando una visión global que nos permita ubicar las situaciones en su justa dimensión y perspectiva.
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