“Creo que puedo ayudarlo”, dijo Susan Wiles cuando vio por primera vez a Donald Trump. La asesora es experta en tolerar hombres difíciles y famosos, conoce los compromisos de su candidato, pero también entiende cuales son las conductas que pueden ser perdonadas en una persona que arrastra varias investigaciones legales y que ha mentido a su nación varias veces. Trump dice que es una “negociadora inteligente y dura”, y le encanta que no le haga sombra, pues Wiles repudia los reflectores además de que tuitea con moderación. Es la asesora perfecta, además comparten un punto en común: los dos hicieron crecer a Ron DeSantis, y a los dos les encantaría destruirlo.
Antes de las elecciones de 2020, Susan Wiles fue despedida del equipo de campaña de Ron DeSantis, debido a una dudosa filtración a la prensa, además de perder la confianza del gobernador, éste la introdujo en la “lista negra” de la política republicana. Casi al mismo tiempo, Donald Trump fijó su atención en ella, no sin antes intentar una reconciliación con DeSantis: “dense la mano” les dijo en un evento donde coincidieron los tres. Nada de eso sucedió.
Tres años después, Susan Wiles una mujer de 65 años, se convirtió en la voz más importante en la tercera campaña para la presidencia de Donald Trump. De acuerdo al New York Times, Trump y Wiles tienen un lazo muy fuerte en común y que van a aprovechar: los dos contribuyeron a hacer la figura política de DeSantis, y a los dos les encantaría deshacerlo. “Ella sabe dónde están enterrados los cuerpos” dijo Roger J. Stone, un asesor de Trump que se desenvuelve en el ambiente republicano y que le encanta manipular los hilos más oscuros de la política republicana, Wiles encarna el conflicto entre los dos candidatos republicanos más fuertes, dice. Es la única persona con la que DeSantis tuvo un problema.
Un par de meses antes de las elecciones de 2020, Donald Trump la contrata y la integra en su equipo de campaña. Esto a pesar de los esfuerzos de Ron DeSantis por bloquearla y evitar que Wiles se integrase a ese bando. No era la primera vez que Trump la tenía en su equipo, en 2016 la comisionó para llevar a cabo su campaña política en Florida, el resultado fue que, tanto en 2016 como en el 2020, Trump ganó Florida, aunque perdió la presidencia frente a Joe Biden. Después de la derrota, Trump la colocó al frente de sus asuntos políticos después de abandonar la Casa Blanca. La asesora de Trump encarna una buena parte del “sentir” republicano dentro del partido: sabe de los compromisos asumidos y entiende muy bien los comportamientos que pueden ser perdonados en un personaje que, como Trump, que ha sido acusado dos veces y señalado también por mentir durante dos años respecto a los resultados electorales de 2020. Wiles ha contribuido, de nuevo, a posicionar al ahora candidato por tercera vez, y afianzarlo en un partido que también ha decidido reconstruir su imagen.
Quizá una de las cualidades de Wiles que le gustan a Trump es que “no le hace sombra”. A Susan Wiles no le gusta llamar la atención ni tampoco ver publicada en los medios su fotografía titulada como la consejera feroz y combativa. A WIles le encanta el bajo perfirl, y en las redes es discreta pues “tuitea con moderación”, dice el NYTimes. “Y también es una negociadora inteligente y dura”, según la describe el propio Trump. Esta discreción, ha encajado muy bien dentro del equipo de campaña, no estorba ni le mete el pie a nadie, tampoco es objeto de tantas murmuraciones a diferencia de otros asesores como Steve Bannon, quien estuvo en el puesto los primeros siete meses de la presidencia de Trump para luego ser despedido y luego sujeto a proceso legal. Para la asesora, lo más importante es trabajar “detrás del escenario” y proyectar la imagen de que tiene influencia con las personas que verdaderamente importan, “allí es donde se siente cómoda” pese a que mucha gente se imaginó que estaba en ese puesto, justamente para manipular al candidato.
Pero, si hay algo difícil para cualquiera de los asesores de Donald Trump, es que nadie puede controlarlo, menos cuando se trata de las debilidades del candidato por los “famosos” de la televisión. Un ejemplo fue la desafortunada cena en noviembre de 2022 con Kanye West y el controvertido “colado”, el supremacista blanco Nick Fuentes, a quien Trump dijo no conocer. En esa ocasión, se hicieron fuertes críticas y sobre todo dudas sobre los controles en torno al candidato. Las notas e imágenes del evento fueron muy desafortunadas. Así son los riesgos con Trump pero Wiles “lo deja ser”, tiene una extraordinaria tolerancia para los hombres defectuosos y famosos, pues desde muy joven trabajó con figuras políticas a nivel de senador y candidatos republicanos como George H.W. Bush Y Ronald Reagan.
Cuando Wiles se unió a la candidatura de Trump en 2016, muchos le aconsejaron que se alejara, que no era buena idea unirse a ese equipo, sin embargo, la asesora vio algo en el candidato que valía la pena, tal vez una veta sin explorar y dijo. “Creo que puedo ayudarlo”. La presencia de Wiles contribuyó a crear confianza en los republicanos de Florida de la vieja guardia que se sentían más atraídos por Jeb Bush o Marco Rubio como candidatos. Pero Trump no estaba tan convencido de su trabajo y eso era preocupante, una noche mientras el candidato cenaba un bistec, fue llamada a su mesa para definir su destino: “no creo que puedas hacer este trabajo” le dijo Trump. Wiles le reviró que, si quería quemar cabelleras, ella era la persona equivocada y sostuvo que podía ayudarlo. Y no dejó el equipo. Más tarde, Trump más confiado pues las encuestas aseguraban que ganaría la presidencia, dijo a la asesora que lamentaba “esa pequeña charla motivacional”, Wiles contestó “no podemos hacer eso de nuevo”. “No tendremos que hacerlo” dijo Trump.
En esa ocasión Wiles no participó en el equipo de la Casa Blanca, sino que decidió irse a Florida como presidenta del comité político de DeSantis. Para 2019 las cosas se complicaron y si hubo fuertes rumores sobre el papel de Wiles y un presunto protagonismo: que si favoreció a cuates, que si hablaba demasiado con los medios, que si buscaba demasiado crédito a su trabajo, etc. Finalmente, una filtración al Tampa Bay sobre recaudación de fondos donde se conocieron las cuotas de los donantes, por ejemplo, un juego de golf con Ron DeSantis costaría 100 mil dólares y una reunión de 10 a 15 minutos 25 mil dólares, terminó con la separación de Wiles. No obstante, y pese a los esfuerzos de DeSantis por bloquearla, en el verano de 2020 Trump la quiso de vuelta, la contrató y ganó en Florida, aunque perdió la presidencia. Hoy de nuevo, Wiles está en el equipo de campaña para fortalecer a su candidato y trabajar para que sus actitudes “imperdonables” no tengan impacto en las urnas. Y la primera prueba de fuego será bajar la candidatura de DeSantis, lo demás está en curso.
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