“Fracasas todo el tiempo, pero no eres un fracasado
hasta que comienzas a culpar a alguien más”
Bum Phillips
En cuestión de alternativas, cuántas veces hemos optado por la fácil, por el atajo, por el menor esfuerzo, recibiendo una aparente recompensa en el corto plazo, pero más temprano que tarde, descubrimos que la situación se complica y que haber optado de esa manera, solo abonó para la construcción de una desavenencia.
“Decisiones fáciles, vida difícil. Decisiones difíciles, vida fácil”, es una frase de la autoría de Jerzy Gregorek. Él y su esposa huyeron de Polonia y obtuvieron refugio en los Estados Unidos. Llegaron a ese país en absoluta pobreza, en medio de un entorno de aguda adversidad. Jerzy en su país era bombero y en medio de una inestabilidad política, le instruyeron a él y a sus compañeros sofocar una protesta social, con la que él simpatizaba. En aquel momento, tomó la opción compleja; la fácil hubiera sido obedecer. Se opuso, desobedeció la instrucción, perdió su empleo y se vio obligado a migrar. Comenzó de nuevo al otro lado del mundo y con sacrificio, disciplina y esfuerzo, consiguió prosperidad y bienestar.
Nada suficientemente significativo puede crearse de la noche a la mañana. Detrás de las grandes hazañas, proyectos y logros, existen años de esfuerzo, talento, disciplina y creatividad. Buscar prosperar es un acto de amor y pasión. Volviendo a la frase de Jerzy, un gran objetivo tiene detrás una serie de decisiones difíciles que provocan, al tiempo, la consecución de la meta.
Intentaré ejemplificar la lección que Jerzy nos obsequia. Pensemos en obtener un título universitario, que podría abrirnos diferentes oportunidades, entre las que destacan, tener acceso a mejores oportunidades de trabajo, que representen mejores ingresos, además de permitirnos aspirar a seguir estudiando un posgrado. Sin embargo, el solo hecho de intentarlo traerá consigo una serie de decisiones y acciones difíciles, tales como: conseguir un trabajo para pagar, obtener una beca o destacar lo suficiente para obtener un espacio en una institución gratuita, además de asistir, participar activamente, hacer las tareas y trabajos encomendados, estudiando para aprobar los exámenes, todo esto, por un periodo largo de tiempo. La fácil sería no intentarlo, sin embargo, la vida se complicaría aún más posteriormente.
Busquemos un ejemplo más. Aquel que sueña con cruzar la meta de un maratón, deberá sortear una amplísima colección de acciones y decisiones difíciles, que sin lugar a dudas, si las cumple, le traerán enormes beneficios a nivel físico, mental y emocional. Vuelvo a la frase de Jerzy, la fácil sería no intentar el maratón, pero hacerlo, permitiría una vida más sencilla en el largo plazo. El maratón implicaría mejorar la dieta, disminuir el consumo de alcohol, y ejercitarse 6 días de la semana al menos 4 meses antes de la fecha del evento. Todas estas acciones serán complicadas, incómodas y hasta dolorosas, pero redundarán en una disminución saludable del peso, en una mejor calidad de sueño, incrementarán la confianza del individuo, y le insertarán en un ciclo de mejora continua.
No intento a través de este texto trivializar la dificultad, sosteniendo que aquel que se esfuerza, necesariamente cosecha. Desafortunadamente la coyuntura actual implica una serie de elementos que se encuentran fuera de nuestro control, que determinan en cierta medida nuestro presente y futuro. Lo que intento es invitarte a tratar de tomar las decisiones más adecuadas, que nos permitan construir una mejor versión de nosotros mismos, buscando siempre sembrar, con la esperanza de cosechar.
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