¿Quién es el papá de la hija de Geraldine Ponce? Lo he preguntado por las buenas y por las malas, de manera directa e indirecta y, la negativa, en ocasiones es rotunda…
En la cúspide del gobierno de Tepic están de fiesta. Ha nacido María: la primogénita de la alcaldesa María Geraldine Ponce Méndez. La bebé se despidió del cordón umbilical el pasado viernes 28 de abril y, ese mismo día, hizo su debut en Instagram. Fue la propia presidenta municipal, de 29 años, la que compartió, a través de su cuenta, su primera foto acompañada de la recién nacida junto con el texto: “Les presento a María”. Y las redes sociales hicieron lo suyo: “Felicidades al presidente López Obrador por su nueva hija”.
Para los guapos no es ningún secreto que desde 2019 el imaginario colectivo vincula sentimentalmente al Jefe del Ejecutivo Federal con la ex reina de belleza. Incluso, cuando la política morenista dio a conocer su embarazo –el pasado 28 de diciembre de 2022– el internet y las benditas redes se llenaron de información que adjudicaba de manera directa la paternidad al presidente López Obrador.
Sin pruebas, pero sin dudas, hoy les puedo confirmar a través de información que me ha dado #MiCISEN (Comadres que Investigan Sobre la Élite Nacional) que tanto la supuesta relación extramarital como la supuesta paternidad del Presidente de México de la hija de Geraldine son absolutamente falsas. Yo sé que con esto voy a romper su insaciable morbo sobre un culebrón que tuvo su génesis en un aeropuerto, donde la esposa del Presidente, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, impidió que Geraldine conversara de cerca con López Obrador, al sentarse entre ellos. Pero de eso a que la pequeña María lleve en las venas sangre de los López, no hay nada más falso.
Para los que no me conocen de toda la Life aclaro que no soy lopezobradorista ni feligrés de la cuatroté. Por lo que mi comentario sólo responde a una pregunta que he hecho desde finales de 2022 a los muy cercanos al Presidente e incluso a los cercanos pero lejanos ¿Quién es el papá de la hija de Geraldine Ponce? Lo he preguntado por las buenas y por las malas, de manera directa e indirecta y, la negativa, en ocasiones es rotunda; en otras, hasta les produce gracia. “¿Tú crees, chiquis? Pero está bien que se siga diciendo, para hacerlo más viril”. Así me responden las más altas esferas que no necesariamente simpatizan con “la cabecita de algodón”, quien este 2023 cumple 70 años de edad. “Brincos diera el Licenciado”, me dicen otras fuentes.
Si AMLO no es el papá de la hija de Geraldine ¿Quién sí lo es? Pues tampoco lo saben los que le saben. Por mi parte, he preguntado un par de veces a la gente del gobierno de Tepic y nomás me han dejado en visto. Hasta el cierre de esta columna, no tengo información veraz y confirmada de que María tenga un papá biológico. De ser así, mis sinceras felicitaciones al señor y todo mi reconocimiento por aguantar vara. Tampoco puedo dar por ciertas las versiones que me han llegado de que Geraldine tuvo una fecundación In vitro. A estas alturas hay algunas versiones pero, sin duda, la de mayor resonancia es la que le adjudica (de manera falsa) la paternidad al primer mandatario.
Y aquí es donde entra el motivo de esta columna. Geraldine Ponce tiene todo el derecho a guardar silencio a perpetuidad sobre la paternidad de su hija. Pero en un país como México, donde el deporte nacional es llenar los vacíos informativos, considero que a su circunstancia le resulta contraproducente no decir de una buena vez cómo se gestó su descendencia.
Qué pereza andar por la vida con la prueba de ADN de tu hija. Pero si Geraldine nos ha mostrado en sus redes sociales la mayor parte de su vida privada (incluso el ultrasonido de María) no veo por qué no pueda o no quiera poner un punto final a esa atribución de paternidad que se le hace un día sí y el otro también al Ciudadano Presidente. Considero que por el bien de la investidura presidencial y, sobre todo, por el estigma que pueda caer sobre esta inocente criatura, es necesario, desde ahora, ponerle punto final a un rumor que genera más daños colaterales callando que aclarando.
Ya lo escribí en una entrega anterior de Política para guapos: “El verdadero problema de los silencios es que siempre son llenados. En la mayoría de las ocasiones por rumores que, a mayor reproducción, adquieren una falsa verdad que se convierte en verdad absoluta y eso ni Dios padre lo quita, por los siglos de los siglos”. Ejemplos de amores prohibidos de presidentes durante su sexenio y de hijos ilegítimos hay en decenas de libros de ficción y no ficción. Los protagonistas ya mencionados no forman parte de esta categoría. ¡Que así lo griten o que la Nación se los demande!
Sinceramente no considero justo para María el escenario que se le avecina a su futuro próximo y lejano si se le sigue relacionando como “la hija del Presidente”; tampoco me parece justo para la doctora Beatriz Gutiérrez… no me parece justo para nadie. Por eso invito con todo el respeto que se merece, a la alcaldesa Geraldine, para frenar una bola de fuego que cada día irá en crecimiento. Aún está a tiempo. No sé quién la asesore o por qué ha guardado silencio. Sus razones tendrá pero, a estas alturas, Geraldine ha dejado de administrar la información de su maternidad y, de alguna forma, ha cedido su verdad a los intereses de quien convenga.
¿Que esto le conviene al Presidente? Pues de alguna manera sí. Tomando como punto de partida un país machista como México, donde se celebra el falocentrismo impuesto por el patriarcado, esto genera el reconocimiento de los otros machos, aunque no sea verdad. No sé si esa sea una de las razones por las que Geraldine no ha “matado la nota”, para empoderar a su Presidente. Pero insisto, el daño para su hija, y para la familia del presidente López Obrador, es mayor que los puntos que se puedan ganar si es que hay algo que ganar en esta historia.
Finalmente, a manera de conclusión, considero que María, entre todos los derechos que ya tiene, merece que se proteja su honor. Y para eso debe aclararse que no es hija de Obrador.
Twitter: @betotavira
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