La procrastinación, entendida como la acción de postergar el inicio, desarrollo o conclusión de alguna tarea, nos acecha, por lo que resulta necesario no titubear…
“Si solo lees los libros que todos los demás están leyendo,
solo puedes pensar lo que todos los demás están pensando”
Murakami
En la búsqueda de construir un mejor perfil, vale la pena tomar en cuenta las recomendaciones que a lo largo de décadas, los estoicos nos han compartido:
Priorizar: buscar resolver lo más complicado e importante en primer lugar, es una forma de incrementar nuestra productividad. La procrastinación, entendida como la acción de postergar el inicio, desarrollo o conclusión de alguna tarea, nos acecha, por lo que resulta necesario no titubear, no pensar demasiado y poner manos a la obra desde temprano, iniciando con aquello que resulta de mayor dificultad o importancia.
Conseguir: Alcanzar triunfos o pequeñas victorias diariamente nos permitirá mantenernos animados y optimistas a pesar de las complejidades que enfrentamos. Resulta muy satisfactorio resolver un problema, concluir una tarea o dar por terminada una etapa de un proyecto. Al cerrar el día, asegurarse de encontrar a lo largo del mismo una victoria nos permitirá descansar con el gusto del deber cumplido e iniciar la siguiente jornada con buen ánimo.
Madrugar: Existen personas que se perciben más productivos por las tardes o noches. Otros, manifiestan que las madrugadas y mañanas son sus mejores espacios para crear y desarrollar. Personalmente encuentro sumamente útil madrugar. Comenzar cuando -aparentemente- todos están dormidos y la ciudad está detenida, me permite iniciar el día con una rutina que construye mi perfil, y avanzar en tareas que requieren mucha concentración. Iniciar temprano me aleja de las interrupciones comunes, como lo son los mensajes de texto, llamadas o encuentros personales en los pasillos de la oficina. Existen diversos especialistas que recomiendan iniciar el día de madrugada, ofreciendo distintas metodologías para sacarles provecho. Las madrugadas me obsequian un espacio para ejercitarme, rezar, meditar, leer, estudiar y abrir espacios de reflexión y planeación, actividades que serían sumamente complicadas de realizar en otro momento del día.
Buscar retos: No huir de los retos y enfrentarlos, además de buscar desafíos, fortalece nuestro perfil. Para crecer es necesario emprender, buscar lo nuevo y salir de nuestra zona de confort. Ser persistente y creativo para seguir adelante inteligentemente tarde o temprano rinde frutos. Marco Aurelio en sus Meditaciones nos invita a intentar incluso cuando el panorama luce imposible: “la mano izquierda es inservible para casi todo, por falta de práctica, pero guía los reinos mejor que la derecha”. Pensemos en todo aquello para lo que hoy somos buenos, para lo que solíamos en algún momento no serlo. La frustración de no estar al nivel de los retos nos obliga a intentar mejorar, a seguir adelante, a resistir.
No sufras por lo que no existe: Usualmente nuestra imaginación suele jugarnos malas pasadas. Los problemas imaginarios suelen ser mucho más graves que la propia realidad. Pensar en el presente, tomar el pasado como referencia y experiencia, y planear el futuro sin atemorizarnos por aquellos escenarios, muchas veces imposibles, que nuestra mente configura y que condicionan nuestro presente e inevitablemente nuestro futuro.
Entre muchas otras más recomendaciones sencillas, quiero cerrar este texto recordando algo realmente significativo: aléjate de aquellos que te hacen daño. Cuidar tus relaciones interpersonales buscando perfiles positivos y propositivos que te ayuden a consolidarte como una mejor persona, se vuelve clave en el desarrollo del individuo. Son las personas que nos rodean las que moldean nuestro perfil y en ocasiones nos encaminan hacia el éxito o nos condenan al fracaso.
Construir un mejor perfil es tarea diaria e interminable. Sigamos adelante.
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