A juicio de los especialistas, las expropiaciones, como califican algunos la decisión de la 4T con Ferrosur, y de “ocupaciones temporales” del gobierno federal, no se negocian, simplemente se ejecutan y ya.
Lo que resulta extraño en el asunto de la “ocupación temporal” del tramo ferroviario Coatzacoalcos a Medias Aguas decretada por el Ejecutivo la semana pasada, es que el Gobierno Federal estaba negociando desde el año pasado la concesión de dicho tramito, e incluso había firmado un acuerdo con las secretarías de Gobernación y de Comunicaciones y Transportes, el cual contemplaba la construcción de una segunda vía con independencia operativa, que sería entregada a la Secretaría de Marina para uso del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, según informó el Grupo México en un comunicado del domingo.
Más extraño que tras la firma del susodicho acuerdo, la empresa haya iniciado de inmediato las obras de construcción de esa segunda vía, efectuando gastos por varios cientos de millones de pesos (el costo del proyecto sería solventado mediante la aplicación de las regalías que paga la empresa año con año), y que después el gobierno se “haya rajado”, como también explica el comunicado.
A juicio de los especialistas, las expropiaciones, como califican algunos la decisión de la 4T con Ferrosur, y de “ocupaciones temporales” del gobierno federal, no se negocian, simplemente se ejecutan y ya. Que después sean controvertidas, es otra cosa. Imagínense ustedes que José López Portillo se hubiera reunido con los banqueros meses antes de tomar la histórica decisión y les haya dicho: Señores, les vamos a expropiar sus negocios… a menos que negociemos algo. O que Vicente Fox hubiera puesto en alerta a los dueños de los ingenios azucareros de que les iba a expropiar las fábricas productoras de “polvito blanco” si no se portaban bien o se ponían a mano con el señor “Lino Corleone”.
Bueno, el presidente López Obrador aclaró lo que ocurrió con el tramito del tren “ocupado temporalmente”, y dio algunos detalles de las pláticas, arreglos, acuerdos, etcétera, con los dueños de Ferrosur, en donde se refiere a la prepotencia de German Larrea, sin mencionarlo, y de algunas marrullerías.
La interpretación del columnista de lo que AMLO le dijo a Larrea y socios va más o menos así: Vamos a arreglarnos, pero ellos querían arreglar las cosas a su modo, haciéndole el favor al gobierno de dejarlos utilizar los tramos en cuestión cuando el Ferrocarril Transístmico fuera una realidad. ¡Derecho de paso! Exclamó el presidente. “ Pues si no estamos pidiendo el derecho de paso… ese tramo es una concesión , es de la nación y va a regresar al dominio de la nación por seguridad nacional y por interés público, y es completamente constitucional y legal” les dijo. En el comunicado del domingo, la empresa dijo que las negociaciones siguen en curso para lograr atender las preocupaciones del gobierno, sin que la empresa falte a sus obligaciones fiduciarias con sus accionistas ni afecte a sus clientes y empleados. Actualmente, la negociación enfrenta una circunstancia difícil ante la publicación del decreto de ocupación y la intervención de personal armado en sus instalaciones.
¡Cual negociación Apá! El presidente ya ordenó la “ocupación temporal”, y háganle como quieran.
Parte del texto del comunicado de Ferrosur, confirma lo que el presidente dijo. Ahí les va un cachito del documento de los empleados de Larrea:
A lo largo de este proceso se ha expuesto, entre otros aspectos, que la empresa ferroviaria del Estado ya tenía derecho de paso sobre el tramo en cuestión.
Estando en curso este proceso de negociación, resultó sorpresiva e inusitada la acción militar que ejecutó personal de la Marina el pasado viernes, a pesar de la cual GMXT sigue dialogando para buscar una solución en el marco del Estado de Derecho y con viabilidad para las partes.
Se continúa analizando los alcances y efectos del decreto de ocupación, a fin de determinar las acciones que deba emprender. Al mismo tiempo, y a pesar de la ocupación de sus instalaciones, la empresa seguirá acudiendo de buena fe a la negociación en busca de un buen acuerdo para ambas partes y mantendrá el servicio de calidad a sus clientes mientras el gobierno federal le permita operar sus trenes y mantener la vía y toda la infraestructura ferroviaria en condiciones óptimas de seguridad y tráfico.
De no llegar a un acuerdo en la negociación, la ocupación temporal se convertirá en definitiva, en deterioro de la empresa, sus empleados, clientes, y del libre mercado.
¡Uy que miedo! Podría responderles AMLO.
@LuisSotoAgenda
No olvides seguirnos y mantenerte actualizado con El independiente.