Necesitamos al otro. Aunque desde la falsa valentía que podría convertirse en soberbia, cuando manifestamos que solos podemos, nos equivocamos. Siempre será saludable y necesario estar acompañado.
“Los espíritus fuertes disfrutan de las adversidades,
como los soldados intrépidos triunfan en las batallas”
Séneca
Para nuestro bienestar resulta fundamental estar acompañados, rodeados, aunque sea por unos cuantos, de personas que interactúen de manera saludable con nosotros. Ello determina en mayor o menor medida, la calidad de nuestra vida. Somos seres sociales, que hemos evolucionado en grupo.
Desafortunadamente, en la actualidad, nos encontramos ante el crecimiento de la soledad y el aislamiento, especialmente en individuos jóvenes, lo que desemboca en gran número de casos, en padecimientos mentales. Es la soledad, aquella que no deseamos, un elemento que nos enferma y deteriora. Especialistas consideran que el aislamiento incrementa considerablemente el riesgo de morir, justamente por el crecimiento del riesgo asociado a ello de sufrir enfermedades mentales y problemas cardiovasculares.
Son justamente hoy en día la soledad y el aislamiento problemas de salud pública. Cifras de la Organización Mundial de la Salud refieren que uno de cada tres adultos en China, Europa, Estados Unidos y América Latina, refieren sentirse solos. Sin embargo, existen otros documentos que sostienen que los porcentajes son mucho mayores, rondando el 60 por ciento para adultos mayores y cerca del 80 por ciento para individuos jóvenes que se perciben en soledad.
Necesitamos al otro. Aunque desde la falsa valentía que podría convertirse en soberbia, cuando manifestamos que solos podemos, nos equivocamos. Siempre será saludable y necesario estar acompañado. La compañía nos hace más fuertes. El procurar a quienes más queremos y a quienes más nos quieren no debe ser una obligación, sino una necesidad a satisfacer que obsequia beneficios a ambas partes y a la comunidad misma.
Para convivir y construir la benéfica compañía debemos relajar nuestros deseos de controlarlo todo y pensar un poco menos en nosotros, para compartir con el otro; disminuir nuestro monologo y escuchar más. Probablemente la labor que mayor impacto tiene en la construcción de comunidad y a su vez, mayor satisfacción retribuye al individuo, está relacionada con la caridad, el servicio y el voluntariado. Servir al otro nos hace sentir útiles, fortalece nuestras relaciones sociales, incrementa nuestra confianza en nosotros mismos, y nos rodea de personas.
Algunos estudios revelan que es la religión y la participación frecuente en sus celebraciones, sea cual sea la que usted practique, un elemento que incrementa la salud, refiriendo que aquellos que la procuran, viven más tiempo y de manera más saludable. El estudio refiere que el mostrarse frente a un grupo con individuos similares de manera semanal, incrementa considerablemente su bienestar.
Por ello, el comprometernos con el otro y con el grupo, redundará en salud a todos niveles. Los eventos consuetudinarios como las ceremonias religiosas, las partidas de dominó, los equipos deportivos, los clubes de lectores o corredores, el servicio social, los talleres de manualidades o jardinería, entre muchos otros ejemplos, promueven las relaciones sociales, las amistades, y por ende, el bienestar social.
Construir ese compromiso, que asemeje su formalidad a la de una obligación, es el secreto que los especialistas revelan. Por último, un secreto más de extraordinario valor, radica en dejar de lado el celular; dispositivos que han facilitado una serie de actividades en nuestra vida y que nos han acercado a lo lejano, desafortunadamente nos están aislando y alejando de los cercanos. Si quieres vivir más y mejor, ve tras ese encuentro que provocará compañía.
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