Rogelio Ramírez de la O, nombre del titular de Hacienda para quienes lo hayan olvidado, también debería recordarle al primer mandatario que el gobierno ya tiene bancos, empezando por el Banco del Bienestar…
Ilusionado por las jugosas utilidades que deja la operación de los bancos comerciales en México –770 mil millones de pesos en 5 años de la actual administración–, y ante la declinación de Germán Larrea por adquirir Banamex, el presidente Andrés Manuel López Obrador instruyó a su secretario de Hacienda para que explore la posibilidad de adquirir el negocio o las acciones del mismo.
“No descarto que podamos hacer una solicitud para comprar el banco, podemos cumplir con todos los requisitos; ya todas las operaciones se hacen por aplicaciones, no hacen falta las ventanillas… todo lo que cobra la Tesorería de la Federación es a través de aplicaciones, entonces si no se pueden tener las oficinas sí podría tenerse el sistema para recibir, recaudar los fondos. Imagínense las aseguradoras… cuánto dinero destina el gobierno del presupuesto en seguros; hay que asegurar plantas eléctricas, Metro, instalaciones públicas, hasta para edificios históricos se tiene que adquirir un seguro… porque el estado no tiene una aseguradora”, afirmó entusiasmado el presidente. Y le faltó mencionar las comisiones que cobran los bancos comerciales a millones de personas que retiran de los cajeros su pensión, al igual que la nómina de los empleados públicos, entre otras, agregan los bisoños.
El secretario de Hacienda NO tuvo el valor de decirle al presidente de la República que el negocio de los bancos comerciales no sólo está en las comisiones a las que se refiere, ni en los seguros que alude, sino en los intereses de usura que cobra a sus clientes por préstamos personales, créditos al consumo, o sea la utilización de las tarjetas de crédito y otros servicios. Hoy, por ejemplo, la tasa de interés que cobran todas y cada una de las instituciones bancarias van del 30 por ciento anual hasta más del 100 por ciento, mientras que a los ahorradores e inversionistas les pagan por su dinerito rendimientos de miseria que no exceden el 12 por ciento. Bueno, a lo mejor si el gobierno adquiere Banamex podrían compartirle al pueblo parte de las utilidades que obtienen por dichos conceptos, para que NO sean sólo los dueños de Bancomer, Santander, HSBC, Banorte, et al, los ganones.
Rogelio Ramírez de la O, nombre del titular de Hacienda para quienes lo hayan olvidado, también debería recordarle al primer mandatario que el gobierno ya tiene bancos, empezando por el Banco del Bienestar, creado en la presente administración; y bancos de fomento (Nacional Financiera, Bancomext, Banobras, que son conocidos como la “banca del subdesarrollo) que han servido para nada; también aseguradoras a las que la 4T les ha dado en la torre, al igual que a la Financiera Nacional de Desarrollo Rural.
Por otro lado, el “secretario florero”, harían bien en repasar la historia y compartirla con el presidente de la República: El gobierno ya tuvo bancos, como el Banco Obrero, por sólo mencionar un ejemplo, el cual terminaron cerrándolo porque se convirtió en un nido de ratas. Y también contaba con aseguradoras como la Aseguradora Hidalgo y Aseguradora Mexicana, esta última por cierto se la vendieron a Ángel Rodríguez Sáenz, “El Divino” y a Jaime Sánchez Montemayor, entre otros. En este sexenio, la 4T “le dio cuello” a Agroasemex y creó Finagro, con la que no sabe qué hacer. Bueno, hay que señalar que, si el señor Ramírez le dice todo esto al presidente, lo corren, apuntan los malosos.
Los dueños de los bancos comerciales están medio preocupados porque el gobierno federal participe en el negocio pues, dicen, se puede engolosinar.
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