David Kissinger, no es “hijo de tigre pintito” y por eso describe a su padre Henry Kissinger, con amor filial y orgullo, dice de él que tiene gran fuerza de carácter y amor por el simbolismo. Afirma que es un hombre fuerte pues ni el coronavirus pudo con él, durante las restricciones de salud, aprovechó el tiempo y se mantuvo activo, escribió dos libros y comenzó a trabajar un tercero. Hace unos días, dice, recién regresó de una conferencia internacional sobre inteligencia artificial en Lisboa para luego iniciar una gira para celebrar su cumpleaños que lo llevará de Nueva York, Londres hasta Fürth, Alemania su ciudad natal donde recordará a sus ancestros.
David ofrece en el Washington Post la visión que tiene de su “viejo”, de entrada, dice que la longevidad resulta “milagrosa” considerando el complicado estilo de vida que incluye saborear las pesadas salchichas y el schnitzel Wiener (filete de ternera empanizado), una carrera política con una toma de decisiones estresante y el amor por los deportes solo como espectador, nunca como practicante. Se pregunta de dónde viene tanta vitalidad, y asegura que surge de su curiosidad insaciable, su mente es “un arma de búsqueda que identifica y lidia con los desafíos existenciales del día”. En los 50´s, el problema fueron las armas nucleares, hoy se obsesiona con las implicaciones filosóficas y prácticas de la inteligencia artificial (IA), en cómo limitar su capacidad destructiva pues sus poderes podrían ser más devastadores que la bomba más grande. Su preocupación, lo llevó a sumergirse en los estudios de la IA como un estudiante del MIT.
Henry Kissinger “cree en conceptos tan arcanos como el patriotismo, la lealtad y el bipartidismo”, dice David. “Le duele ver la maldad en el discurso público de hoy y el colapso del arte de la diplomacia”, y agrega que la diplomacia “nunca fue un juego para mi padre”, dice orgulloso. David Kissinger confiesa que como hijo no puede ser objetivo sobre el legado de su padre, pero se dice orgulloso del servicio que prestó al país que salvó a su familia y le permitió realizar sus “sueños más salvajes”. No cabe duda, David es distinto a su padre, se siente la generosidad hacia su progenitor.
No olvides mantenerte informado en El Independiente MX