“La mayoría de lo que hacemos y decimos no es esencial.
Pregúntate en cada momento, ¿es esto necesario?”
Marco Aurelio
En la actualidad, frente a las complicaciones que la vida nos presenta, por momentos resulta complejo seguir adelante. Por ello, los especialistas nos recuerdan algunas acciones a evitar, que pueden ayudarnos a construir de mejor manera nuestro perfil y con ello, elevar las probabilidades de éxito en las distintas situaciones que enfrentamos.
Tirar la toalla después del fracaso: Cuando las situaciones no salen como lo esperamos, solemos desilusionarnos a tal grado, que tiramos la toalla, cayendo en un estado de parálisis, desistiendo de seguir o volver a intentar. Lejos de tirar la toalla, debemos identificar el porqué del resultado obtenido, para con ello, intentar de nuevo, corrigiendo aquello que faltó o estuvo de más en el intento previo. Es importante recordar que nuestros resultados no definen del todo quiénes somos. El mejor futbolista de la liga, por perder la final del torneo, no pierde su categoría como jugador. El resultado que a todas luces se presenta como negativo, lo fortalecerá al registrarlo como una experiencia formativa que le permita alejarse de su repetición. Además, el adecuado procesamiento del resultado negativo, nos coloca un paso más cerca del objetivo en el segundo intento. Colocar etiquetas a lo que nos sucede es común y en algunas ocasiones adecuado; el verdadero fracaso, será tirar la toalla.
Subjetividad de nuestra voz interior: Esa voz interior que comparte todos los días con nosotros suele ser altamente peligrosa. Si esa voz nos dice permanentemente que somos los mejores, que no cometemos errores y que todo lo que nos rodea no merece nuestra atención, tenemos el fracaso casi asegurado. Si esa misma voz se convierte en nuestro más fuerte crítico, al grado de reprocharnos permanentemente que todo lo hacemos mal y que no será posible salir adelante, el fracaso tendrá también grandes posibilidades de aparecer. Escuchar esa voz interna con objetividad, además de entrenarla a hablarnos con claridad y respeto, nos permitirá que se convierta en un aliado que nos incentive a seguir adelante con las precauciones necesarias que nos alejen del error.
Esperar resultados inmediatos: Desafortunadamente, en diversas ocasiones queremos que los resultados esperados aparezcan de la noche a la mañana. Los procesos llevan su tiempo y son justamente la suma de los pequeños esfuerzos de manera continua por largos periodos los que nos permiten alcanzar la meta. La expectativa de alcanzar el resultado de manera inmediata nos conduce a la frustración, que a su vez nos orilla a desistir en el esfuerzo. En este proceso, es la paciencia y la perseverancia las que nos permiten alcanzar grandes cosas.
Anclarse al pasado: El pasado ya pasó. Evita al máximo estacionarte en episodios del pasado que únicamente merman tu estado de ánimo y dinamitan tu presente y futuro. Si te quedas con la mente en los errores del pasado, será dificilísimo planear y ejecutar acciones futuras eficientes. Sal de ese ciclo. Toma de lo sucedido la lección más valiosa y con ella como muleta, abraza el presente y planea objetivamente tu futuro. La reflexión sobre los hechos del pasado es productiva, pero en exceso puede conducirte al fracaso. El pasado no se puede cambiar, el futuro sí, a través de las acciones que realizamos ahora.
Espero de todo corazón que evitar estas cuatro acciones te permitan enfrentar de mejor manera la batalla que estás librando. El cambio, los retos y la complejidad son una constante en esta vida. Lo importante no está en lo que nos pasa, sino en las acciones que emprendemos con aquello que nos pasa.
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