Nada permite suponer que el próximo presidente de la República, sea quien sea, pueda detener la violencia y reinstalar la seguridad en el país, comentamos en esta columna en marzo del 2018. Seguiremos presenciando el espectáculo de enfrentamientos callejeros de miembros de las fuerzas armadas contra delincuentes, y de las bandas criminales entre sí, con todo y los programas, acciones, estrategias que sugieran los expertos, agregamos.
La violencia desatada de manera explosiva no cederá por la sola transmisión del poder presidencial de un hombre a otro, de un partido a otro. Por desgracia, no cambiará la dura y ruda situación nacional. No hay que hacerse ilusiones. A partir del 1 de diciembre de 2018 todo seguirá igual. Cambiarán rostros y nombres, pero las esperanzas no se harán realidad, agregan.
Y no nos equivocamos, ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador prácticamente reconoció que su administración pasará a las páginas negras de nuestro país con el récord de homicidios con 36 mil 773, pero a 2020, producto de “una mala herencia en seguridad”, dijo.
Efectivamente, la administración de Enrique Peña Nieto le dejó una “herencia envenenada” de 150 mil homicidios, después del fracaso de su estrategia “México en Paz, que anunció al arranque de su sexenio. Peña recibió un legado de 100 mil muertos del sexenio de Felipe Calderón quien perdió su “guerra contra el narco”, aunque nunca quiso reconocerlo. También es cierto, como dice AMLO, que Calderón y Peña fomentaron y toleraron la delincuencia organizada y desorganizada y a los cárteles de la droga que funcionan en todo el país, y que se fueron consolidando por la impunidad y por las complicidades, como las del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, que estaba al servicio del narcotráfico. Pero eso es parte de la historia. Hoy lo que el “pueblo sabio” exige son resultados contundentes, palpables, creíbles del combate contra el crimen organizado y el narco.
El reconocimiento del presidente de la República el día de ayer sobre el número de homicidios a 2020, y las cifras del INEGI, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y del Reporte Diario de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que contabilizan más de 156 mil asesinatos de diciembre de 2018 a mayo de 2023 – si son reales–, supondría que el sexenio de la 4T podría terminar con una cifra cercana a los 200 mil muertos, según los catastrofistas.
A principios del sexenio de la 4T, comentamos en esta Agenda que, con estas cifras, nadie en su sano juicio se atrevería a pensar que la Guardia Nacional resolverá la grave crisis de inseguridad y violencia en uno, dos, tres años. Bueno, ni en todo el sexenio. Así que, con Guardia Nacional o sin ella, la pregunta obligada es: ¿Cuántos muertos habrá en el sexenio de López Obrador? ¡Pues ya nos dieron la respuesta!
Por lo pronto, se confirma que la estrategia de AMLO de “abrazos no balazos” contra el crimen organizado y desorganizado ha sido un rotundo fracaso. ¿Y las cifras alegres que presentó hace un par de días el Gabinete de Seguridad Nacional? Pregunta el respetable.
@LuisSotoAgenda
No olvides seguirnos y mantenerte actualizado con El independiente.