Una conversación con el abogado español Juan Garcés, quien fue asesor personal del entonces presidente Salvador Allende y quien pudo establecer la responsabilidad de Pinochet; y Peter Kornbluh autor del libro “Archivo Pinochet”, ofrece más detalles de primera mano sobre los últimos días del mandatario derrocado, en un contexto histórico dominado por los intereses privados chilenos y estadounidenses. Estados Unidos llevó la intervención más allá de Chile, en septiembre de 1976, el ex embajador chileno Orlando Letelier murió en un atentado, los asesinos colocaron una bomba en su carro siendo este el primer acto terrorista patrocinado por un gobierno extranjero en Washington. Estados Unidos tardo años en reconocer su participación.
Juan Garcés fue el asesor más cercano a Allende hasta el día de su muerte el 11 de septiembre de 1973, cuando la Casa Rosada estaba siendo bombardeada por las fuerzas de Pinochet y Salvador Allende se quitó la vida. El presidente estaba rodeado de sus asesores, pero decidió acompañar a Juan Garcés hasta la puerta y le dijo “Dile al mundo”. El documento de Archivo de Seguridad Nacional señala que Garcés continuó su trabajo, dirigido a establecer la responsabilidad de Pinochet, el abogado español a través de Baltasar Garzón, pidió la extradición de Augusto Pinochet a España pues el ex dictador se encontraba en Londres donde estuvo detenido un año, hasta que al final se le permitió regresar a Chile.
Kornbluh aborda el trabajo periodístico de Charles Horman y su esposa Joyce que se encontraban en Chile investigando el asesinato del comandante chileno René Schneider en octubre de 1970 y que fue parte de una operación secreta de la CIA para fomentar el golpe de estado, el objetivo era crear un clima golpista en Chile para impedir que Allende asumiera la presidencia en la primera semana de noviembre de ese año. Hay documentos que establecen claramente la relación entre los golpistas y los Estados Unidos, dice Kornbluh, en el libro “Archivo Pinochet” hay un documento de la CIA que revela que la agencia pagó a los asesinos de René Schneider 35 000 dólares para cerrar la boca sobre el papel de Estados Unidos y ayudarlos a salir de Chile.
La firma ITT Corporation es parte de la historia del golpe de estado en Chile, la empresa era propietaria de las compañías telefónicas en este país y también era propietaria del Hotel Sheraton, en vista de que la firma tenía una enorme presencia en América Latina también tenía su propia “política exterior”. Lo primero fue involucrarse directamente con la CIA a través de John McCone, ex director de la agencia y quien logró tener un asiento en la junta directiva de ITT. A partir de entonces, se celebraron unas 40 reuniones entre funcionarios de la CIA y representantes de ITT. Entre los primeros documentos que salieron a la luz sobre la intervención estadounidense en Chile fueron los memorandos internos que registraron estas reuniones de ITT con el embajador de Estados Unidos y la CIA, la empresa buscó financiar al oponente de Allende en las elecciones de 1970. El Escándalo se destapó, Juan Garcés recuerda lo que pasó porque Allende ya era presidente en ese momento: “Bueno, estábamos negociando para nacionalizar y compensar a ITT, pero ahora que vemos que son una empresa completamente criminal que interviene con la CIA en nuestro estado interno de cosas, vamos a expropiar sus participaciones en Chile”. Garcés agrega que el presidente Allende siempre quiso un buen acuerdo con los Estados Unidos. Dijo que, como presidente, debía gobernar de conformidad con la voluntad del pueblo chileno, del Congreso chileno, pero buscando preservar las buenas relaciones con Estados Unidos. De hecho, varios meses antes del golpe, una delegación chilena fue a Washington para abrir negociaciones formales para resolver las diferencias, pero las puertas del gobierno de Estados Unidos en Washington estaban prácticamente cerradas. Sin diálogo, sin negociación, vino el golpe de Estado. Para colmo, El Mercurio, uno de los medios chilenos, pidió la intervención del gobierno de Estados Unidos a través de los servicios secretos, esto en relación con algunas corporaciones que tenían inversiones privadas en Chile.
La recuperación del dinero que Pinochet robó a Chile y que escondió en cuentas bancarias secretas, es otra historia de Juan Garcés. La CIA describió a Pinochet como “trabajador y honesto”, pero la verdad es que era inmensamente corrupto, además de asesino. El dictador se embolsó más de 26 millones de dólares de las arcas chilenas, y escondió ese dinero en 120 cuentas bancarias, algunas en el extranjero, usando pasaportes falsos y diversas variantes de su nombre, aunque eliminando el apellido de Pinochet. También utilizó los nombres de ayudantes y de sus hijos. El nombre completo del dictador era Augusto Ramón Ugarte Pinochet. El Riggs Bank, un famoso banco de Washington propiedad de Joseph Allbritton, quien se acercó al dictador durante años, se llevó las cuentas de la policía secreta chilena, la DINA, a su banco. ¿Cómo se descubrieron estas cuentas? Después de los ataques del 9/11, se investigaron los nexos financieros del terrorismo, dónde lavaban dinero y qué bancos estaban comprometidos. Se buscaron cuentas sospechosas, y en esas dieron con unas cuentas “extrañas” en el Riggs Bank que pertenecían a Pinochet. Pidieron el archivo sobre él, y éste incluía la correspondencia entre Joseph Allbritton y el dictador, también estaba el memorándum sobre las visitas entre funcionarios del banco y del gobierno de Pinochet, incluidos las visitas a clubes de caballos y regalos personales.
Como dueño del banco, Allbritton participó en una conspiración para ocultar el dinero de Pinochet. El abogado Juan Garcés logró congelar los activos del dictador, solo que el banco violó esa orden judicial y comenzó a canalizarle todo su dinero en secreto en cheques de caja de 50 000 dólares. Los cheques eran enviados por medio de un mensajero a la casa de Pinochet en Santiago de Chile. Se habla de un total de 20 millones de dólares, mismos que fueron recuperados por Juan Garcés y devueltos al pueblo chileno y a las víctimas del dictador.
Sobre el papel de la CIA en el suministro de listas de disidentes a los militares chilenos, hay evidencia y esto fue descubierto por el comité del Senado dirigido por el senador Frank Church, el llamado Comité Church que investigó la participación de Estados Unidos en Chile a mediados de los 70´s en el golpe de Estado. La Agencia compiló listas de civiles y personas dentro del gobierno de Allende que “tendrían que ser atendidas” en caso de golpe de Estado. La CIA finalmente entró, ayudó a crear la DINA, y de esta corporación hay muy pocos documentos pues desaparecieron sus archivos, al igual que sus víctimas. Pero el jefe de la DINA, Manuel Contreras fue procesado por el asesinato de Orlando Letelier, ex embajador chileno en Washington, y su colega Ronni Karpen Moffit, a final de cuentas tiene una sentencia general de más de 200 años por cumplir.
Y para organizar la DINA, la CIA envió un equipo para asesorar a los militares sobre infraestructura, recursos humanos, y sobre cómo se realizan las operaciones de inteligencia, un entrenamiento completo, pero con base a un viejo manual de la agencia estadounidense de la década de los 50´s, traducido al español. Así que hay una larga historia de los nexos de la CIA con la dictadura chilena, hasta el punto en que Pinochet envió a sus asesinos a Washington para asesinar a Letelier por medio de una bomba colocada en su coche. El entorno de Letelier señaló de inmediato a Pinochet, solo que las autoridades estadounidenses tardarían años en reconocer su autoría en el primer acto terrorista patrocinado por un gobierno extranjero en Washington.
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