La posibilidad de que surja, en el contexto de la elección presidencial de 2024, un candidato de extrema derecha es alta, esto por la manera en que los votantes apoyan a personajes que con propuestas que parecen atractivas, como la de encarcelas a funcionarios del actual gobierno, empiezan a obtener la simpatía de buena parte del electorado.
Los ejemplos de Donald Trump y su discurso antiinmigrante o su idea de hacer grande de nuevo a EU, o el de Nayib Bukele y su propuesta para terminar con la violencia derivada de la inseguridad, que concretó recientemente con la detención de miles de personas, dan una idea de la manera en que pueden llegar al poder.
A esto se debe sumar el hecho de que los gobiernos que actualmente están en el poder, por el desgaste propio de ejercer el poder a lo que se suma la insatisfacción de la población, pueden hacer realidad la llegada de este tipo de personajes a un cargo de elección.
Si consideramos que los votantes, en una gran cantidad de ocasiones, eligen por quien depositar su sufragio a partir de elementos subjetivos, pues son pocos los que examinan trayectorias o plataformas electorales, nos podemos dar cuenta que es muy probable que de surgir una candidatura que apele a propuestas extremas y que coincidan con ciertas expectativas de los ciudadanos, en especial si tocan temas más sensibles a los electores, con una buena campaña e imagen atractiva, entonces la posibilidad de que resulte electo en la próxima elección es alta.
Lo único que falta es que desarrollen un tema que atraiga a un sector importante del electorado, como la migración o la delincuencia en Estados Unidos o la violencia en El Salvador, algo que seguimos esperando en nuestro país para poder confirmar que en 2024 la decisión de los votantes puede hacer que haya un viraje en la dirección ideológica de quien gobierne al país.
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