Ocurrió lo que tenía que ocurrir y lo que anticiparon los observadores políticos no “paleros”: Morena echó al PRI del Estado de México. Pero esto no debería de ser motivo de alegría, sino de preocupación para quienes votaron por el cambio, porque los principales flagelos que padece la entidad desde hace décadas – inseguridad, pobreza, corrupción…– no los resolverá la maestra Delfina Gómez. Ella no está preparada para ejercer el cargo de gobernadora; carece de experiencia, no tiene madera, bueno, sólo la que utiliza para la chimenea de su casa, afirman sus detractores; mucho menos talento político. En pocas palabras, No tiene nada.
¿Y entonces por qué ganó? Preguntan sus seguidores. Primer factor: Los mexiquenses ya estaban hasta la madre del PRI, y de las pillerías de todos los mandatarios que ha tenido la entidad, desde Isidro Fabela, quien gobernó de 1942 a 1945, y fue el fundador del grupo Atlacomulco (“Atracomucho”, como lo califican los propios priistas), pasando por Alfredo del Mazo Vélez, Alfredo del Mazo González, Carlos Hank, Arturo Montiel, Eruviel Ávila, Enrique Peña Nieto y Alfredo del Mazo Maza, primo de “Quique”. Todos, sin excepción, velaron por sus intereses económicos y políticos, dejando a la sociedad a merced de los mencionados flagelos.
Segundo factor y tal vez el más importante, “el efecto López Obrador”. En la elección del 2017 – cuando Andrés Manuel se perfilaba para ocupar la silla presidencial, Delfina estuvo a punto de “merendarse” a Alfredito, pero la maquinaria priista y los intereses económicos se impusieron. AMLO le dio una segunda oportunidad a la maestra, seguro de que ganaría y de que él resultaría beneficiado. Y no se equivocó. El triunfo de MORENA en el Estado de México es para el presidente” una pipa de oxígeno”, apuntan los analistas, pues en su último año de gobierno podrá hacer lo que quiera. Para empezar, dar el “dedazo” sin presiones y estar seguro de que decida por quien decida, ganará la elección presidencial. Para continuar, obtener la mayoría en el Congreso para hacer lo que no ha podido conseguir en los últimos dos años: Reformar la Constitución para lo que quiera.
Con el triunfo de Morena en la elección del Estado del Estado de México, al PRI lo van a enterrar; algunos priistas se van a cobijar con el manto de MORENA, o se refugiarán en el Partido Verde, MC y hasta PT. Al PAN van a aplicarle la extremaunción, esperando que llegue con vida a las elecciones del 2024. EL PRD, que políticamente está muerto desde hace varios años, será incinerado para que tiren sus cenizas en cualquier drenaje.
En resumen: En las elecciones del 2024, MORENA no tendrá quien “le haga cosquillas”, aunque no faltan los analistas bisoños, que siguen creyendo en los milagros.
Por otro lado, y para aquellos que se preguntan cómo le hará la maestra Delfina Gómez si carece de cualidades para dirigir al estado más importante, políticamente hablando, los observadores políticos les responden: Quienes en realidad gobernarán los próximos seis años será el par de truchimanes: Higinio Martínez y Horacio Duarte.
@LuisSotoAgenda
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