Los resultados de las elecciones en el Estado de México y Coahuila requieren de un análisis detallado y sereno para que sus lecciones sirvan para perfilar la ruta de la oposición a López Obrador y su partido hacia el ya muy cercano 2024.
En el estado de México, la maestra Delfina Gómez se impuso con claridad a la candidata de la alianza PRI-PAN-PRD, impulsada desde siempre por AMLO, que además de promoverla desde Palacio Nacional, la defendió de los señalamientos que la propia autoridad hizo sobre delitos cometidos desde la presidencia municipal de Texcoco.
Se rompió así la hegemonía del grupo Atlacomulco que gobernaba el estado desde mediados del siglo pasado; con la derrota de Del Moral —por cierto, manchada por el desaseado intento de madruguete para anunciar un triunfo que no existía, seguramente azuzada por Moreira y Moreno— el PRI pierde fuerza al dejar en manos de MORENA la entidad con el padrón más alto, con el 13 por ciento del electorado nacional y gobernando dentro de pocos días solo dos estados que en conjunto representan menos del cuatro por ciento. Esa será la presencia del PRI ante el 2024.
En Coahuila, en contraste y a la vista de los resultados, el PRI podría haber ganado aun compitiendo solo. La división de las izquierdas en tres candidaturas y señaladamente el rompimiento de las dirigencias nacionales del Verde y del Partido del Trabajo con sus contrapartes en Coahuila desanimó a sus simpatizantes y favoreció a la alianza PRI-PAN-PRD. Esto dicho sea sin demeritar la campaña de Manolo Jiménez y el desempeño del gobernador Riquelme, que ha mantenido el clima de paz en el estado durante su administración y que con destreza política le dio cabida a muchas de las expresiones que habían sido marginadas por los Moreira.
Entonces, ¿Una alianza entre el PRI, el PAN y el PRD será la respuesta para que la oposición se imponga a MORENA y sus aliados en el 2024? Estoy convencido de que no. En Coahuila una buena campaña de Manolo Jiménez basada en el tema de la seguridad, que hace pocos años estuvo gravemente comprometida, el liderazgo del gobernador Riquelme que no se alineó con AMLO y un estado que está entre los que presentan menores índices de pobreza y mayores índices de formalidad en el trabajo sumado a una izquierda que se partió en tres candidaturas, explican en gran medida el resultado. El Estado de México, con sus enormes contrastes que se reflejan en el 50 por ciento de su población en pobreza, un gobernador gris que prefirió alinearse con AMLO y las diferencias que existen entre alito y Del Mazo son algunas de las razones que dinamitaron las posibilidades de la alianza PRI-PAN-PRD. Moreno echa la culpa a Del Mazo olvidando que fue precisamente él quien encabezó a los once gobernadores que acabaron imponiendo a alito como líder del PRI nacional en mayo del 2019. ¡Cómo no va a existir fracturas en el PRI!
En ambos procesos influyó determinantemente el tema de la inseguridad. La situación de seguridad que se vive en Coahuila, vecino de Zacatecas y cercano a Tamaulipas donde la inseguridad y la violencia se corresponden con el color de Morena, ese color que recuerda la sangre reseca de los 150 mil muertos de López Obrador es muy distinta a la del inseguro Estado de México, vecino de Michoacán y Guerrero, también teñidos de sangre.
Las diferencias en el priismo son insalvables. Moreira, Murat y Moreno, se adueñaron de las decisiones y dejaron de lado y en la orfandad a miles de distinguidos militantes que poco a poco se han ido alejando, encontrando cobijo en otros institutos políticos, como lo demuestra el hecho de que a partir del asalto de las tres “M” al partido, se han perdido once gobiernos estatales, se acaba de renovar uno y se ganó uno.
El PRI le pesa a la alianza que se acaba de reafirmar, mientras que el PAN apenas llega al tercer o cuarto puesto en las elecciones recientes y el PRD se vuelve testimonial, mermado en su militancia por la migración masiva que dio lugar a la creación de MORENA.
PRI, PAN y PRD deben marchar unidos, pero con los ciudadanos, respaldando a candidatos que representen a la población que está cansada de un gobierno que todo lo destruye, pero también de los partidos que permitieron con sus malos gobiernos que López Obrador llegara a la presidencia.
Por eso propongo candidaturas independientes, con hombres y mujeres con calidad moral y capacidad probada, comprometidos con el país y con sus mejores causas. Y si los partidos quieren proponer, que se midan democráticamente con los candidatos ciudadanos para elegir al que realmente pueda encabezar a la oposición.
El tiempo se acaba. Retomo la campaña ganadora en Coahuila: esta comenzó hace cuatro años, con un gobernador promoviendo a Manolo y cuidando la seguridad del estado y cerró con una alianza que se llamó precisamente “Alianza Ciudadana Por la Seguridad”.
A nosotros nos queda menos de un año.
No olvides seguirnos y mantenerte actualizado con El independiente.