La sociedad votó en el 2000 por el cambio y al primer año de gobierno ya estaba frustrada, decepcionada por haber elegido a un inexperto político, incompetente, inútil en pocas palabras, para no utilizar los adjetivos de la señora Gálvez.
No basta que “Markito”, “Alito”, “Chuchito” y sus séquitos respectivos hagan “changuitos” con los dedos para que la candidata del Frente Amplio Por México no decepcione a sus seguidores; mucho menos que Xóchitl Gálvez recuerde su regla de oro: “ni huevones, ni rateros ni pendejos”, para tratar de convencer a la ciudadanía de que sí se puede echar a Morena del Palacio Nacional en la elección presidencial del 2024 y que su gobierno sería distinto.
Tampoco valen los discursos con palabras alentadoras, huecas, y promesas de cambio que no van a cumplir. Se requiere talento, experiencia en políticas públicas, imaginación, liderazgo y otras cositas que la señora X —como la califican los habitantes de Palacio– no tiene. Además, de todo es “daltónica política”, como se autocalificó.
EL DISCURSO DE FOX
Hace 24 años, Vicente Fox, producto inacabado de la mercadotecnia empresarial y política – al igual que Xóchitl–, dijo en su discurso con motivo de su registro como candidato a la Presidencia:
“Puedo decir que somos muy afortunados porque tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo y rescatar a nuestra patria. Somos muy afortunados porque al llegar el nuevo siglo podemos darnos un nuevo gobierno… ha llegado el momento de que nos comprometamos a la reconciliación nacional para evitar el odio o la violencia, y que más allá de colores o partidos, pensemos en México; a vivir tranquilos desterrando la violencia con firmeza y con valor… no más mexicanos agobiados por la crisis; no más familias sumidas en la pobreza y la marginación ; no más inseguridad e incertidumbre; no más injusticia y corrupción… en nuestras manos está que México pase de la corrupción a la honestidad en el ejercicio de gobierno, del fraude a las cuentas claras; de la prepotencia que hoy se vive al espíritu de servicio. No más gobiernos timoratos e ineficientes. Llegó la hora del buen gobierno. Seremos lo que soñamos”, remató.
La sociedad votó en el 2000 por el cambio y al primer año de gobierno ya estaba frustrada, decepcionada por haber elegido a un inexperto político, incompetente, inútil en pocas palabras, para no utilizar los adjetivos de la señora Gálvez.
XOCHITL HACE 23 AÑOS
Hoy, 23 años después aparece Xóchitl, representante de la derecha y la ultraderecha panistas, con un discurso parecido al de “Chente”, con los mismos sueños y promesas, como esa de que “Vamos a abrir las puertas de Palacio Nacional… que lleva cinco años cerrada, la cerraron con mentiras, la cerraron con insultos, la cerraron con odio, la cerraron para todos los que no piensan como ellos… pero los ciudadanos vamos a volver a abrir esa puerta, la abriremos con la verdad, la abriremos con la esperanza, porque la esperanza ya cambió de manos, la esperanza ahora es nuestra. México merece más. Vamos a hacer de México un país sin límites”.
Sin pena alguna, Xóchitl afirma: Llegamos aquí gracias a la disposición del PAN, del PRI, del PRD, para unirse por un bien superior: defender la República y sus instituciones. Gracias, “MarkIto, “Alito” y “Chuchito”. Y quiere convencer a la sociedad y ofrece tres cositas que no va a hacer si gana la presidencia y tres que sí haría:
“Primera: no vamos a seguir dividiendo a México. México necesita hoy con urgencia unidad, México necesita una presidenta que nos ponga a todos a jalar parejo. México nos necesita a todas y todos”.
“Segunda: no vamos a recurrir a la ofensa, al insulto, a la descalificación, México necesita una presidenta que respete a todas y a todos, que gobierne para todas y para todos”.
“Y tercera: no vamos a engañar ni manipular a la gente, les diré siempre la verdad, por dolorosa que sea; les diré las cosas tal como son, sin adornos y sin cuentos; siempre les diré la neta. Y recuerden mi regla de oro, ni huevones ni rateros ni pendejos”
¡Y como le hará la “señito” presidenta? Pregunta el pueblo.
Y ella responde: Yo a mis equipos le exijo 100 por ciento de trabajo, 100 por ciento de honestidad y 100 por ciento de capacidad, con eso lo podemos lograr”
¡Pero si tu equipo estará lleno de priistas, panistas, perredistas y los que se sumen, y muchos de ellos son ampliamente conocidos por rateros, corruptos, mentirosos, huevones… Amá! Exclaman aquellos que no creen en nada ni en nadie.