Engañado, humillado, traicionado… Ebrard no quiere saber nada de Morena, tampoco del líder y mucho menos de la nueva dueña del bastón de mando, y amenaza convertirse en candidato independiente…
¡Regresa Marcelo… lo que te llevaste de la Línea 12 del Metro! Le gritan sus detractores. ¡Regresa “¡Carnal”, te necesitamos en Morena! Le piden hipócritamente quienes contribuyeron a diseñar e instrumentar el “dedazo” del presidente en favor de Claudia Sheinbaum. Tenemos un hueso para ti en el gabinete (ser dirigente del Movimiento de la Transformación en el grupo de Morena y los aliados en el Senado de la República), le recuerda Andrés Manuel López Obrador.
Engañado, humillado, traicionado… Ebrard no quiere saber nada de Morena, tampoco del líder y mucho menos de la nueva dueña del bastón de mando, y amenaza convertirse en candidato independiente o unirse a Movimiento Ciudadano para que el dueño del partido, Dante Delgado, lo premie con lo que nunca quiso darle su jefe, su amigo, su hermano Andrés: La candidatura a la presidencia de la República.
El presidente alienta al “Carnal” y le manda el siguiente mensaje: Tu como candidato independiente puedes dejar a Xóchitl Gálvez en último lugar en la elección presidencial. “En una de esas, la candidata de Claudio se queda en tercer lugar o cuarto”, le dice. La señora X le responde palabras más, palabras menos: Aquí te espero comiendo cuero… Marcelo; si de huesos se trata, nosotros podemos darte uno de dinosaurio. Te podemos nombrar “vice president”.
Si te vas, que te vaya bonito; eres libre de tomar la decisión amigo, compañero. ¡Ah! Y no vamos a repetir el “dedazo”, perdón, a reponer la encuesta, le aclaró el presidente porque “fue completamente transparente…”
Hipócritamente, Mario Delgado, dirigente de Morena, afirma que Marcelo “es clave de nuestro movimiento de transformación, ha sido un protagonista en estos últimos años. Respetamos su trayectoria y su contribución en Morena y espero que no nos abandone. Morena es la casa de Marcelo y espero que él así lo valore”. El miércoles, durante el espectáculo que se montó para hacer oficial el “dedazo” en favor de ya saben quién, Moreno mostraba una sonrisa de oreja a oreja, como la del “Guasón”. Y tenía sus motivos, porque la derrota del “Carnal” fue como una venganza política a aquella ofensa, humillación, o como usted quiera llamarle, que recibió del entonces jefe de Gobierno (Ebrard), en enero del 2012, cuando éste le explicó por qué no lo había elegido para sucederlo en el cargo, conversación que hemos comentado en este espacio.
Desde meses antes de esa conversación, infausta para Mario Delgado, éste había dicho en todos los tonos, en corto y en largo, y a quien quisiera escucharlo, que no importaba lo que sucediera porque él era y seguiría siendo el delfín de su jefe, amigo y protector. Pero cuando ya era abultada la baraja de aspirantes a la candidatura de la izquierda para suceder a Ebrard, y como Delgado no había logrado crecer, ni en el conocimiento ni en la preferencia de los ciudadanos de la capital de la República, y había desgastado su exiguo capital político y mediático, el “Carnal” le dijo a Mario:
—Debes retirarte de la contienda—, le dijo Marcelo Ebrard con frialdad.
—¡No puedes hacerme esto! —, exclamó Delgado y dio un manotazo al escritorio.
—No reclames. Tuviste todo y no creciste—, cortó enérgico el jefe.
Inmediatamente después de asestarle el golpe, Marcelo Ebrard argumentó su decisión y explicó las razones a un Mario Delgado que no podía creer lo que escuchaba y que sólo acertó a decir compungido: “Me abandonaste.”
Dos días después, el jueves 5 de enero (2012), Delgado convocó a una conferencia de prensa y anunció su retirada de la competencia y expuso el siguiente argumento: “De acuerdo con los análisis que he realizado, las circunstancias no me favorecen, por lo que he pedido a la dirigencia de la coalición Movimiento Progresista que mi nombre no sea incluido; la causa de la ciudad está por encima de cualquier deseo personal”.
El miércoles, Mario Delgado, dirigente de Morena, se cobró las afrentas, y se “relamió los bigotes”. ¡Ah, que dulce es la venganza! Seguramente pensó.
@LuisSotoAgenda
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