La falta de participación política de las mujeres en Puebla es manifiesta y considerar que la prudencia o razón quepan en alguno de los primitivos grupos tradicionales de la política local, resulta peor que una utopía.
A raíz del triunfo de Claudia Sheinbaum como representante nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación en la elección interna de Morena, el escenario de la elección constitucional del próximo año para la presidencia de la república obliga a considerar la selección de los representantes estatales y, particularmente, de la Ciudad de México por la importancia en el pronóstico electoral.
El Movimiento de Regeneración Nacional espera no sólo mantener la presidencia de la república sino alcanzar una mayoría legislativa indispensable para la mínima gobernabilidad. Por tal razón, la continuidad del proyecto nacional progresista depende de los personajes que manifiesten el apego al lopezobradorismo en el ámbito local.
La sucesión para la gubernatura poblana ha estado llena de violencia y patriarcado. La falta de esclarecimiento en la muerte de la gobernadora Martha Ericka Alonso y el protagonismo de las facciones marinistas en la disputa por el poder en la entidad, han obligado a que desde la presidencia de la república se impongan directrices para conseguir que se respeten los derechos humanos y la administración pública no caiga en el secuestro absoluto del patrimonialismo al que se acostumbraron las oligarquías locales.
Con todo, la falta de participación política de las mujeres en Puebla es manifiesta y considerar que la prudencia o razón quepan en alguno de los primitivos grupos tradicionales de la política local, resulta peor que una utopía.
Claudia Sheinbaum requiere que en la Ciudad de México se posicione como representante morenista Omar García Harfusch, es el personaje con el mejor posicionamiento y capacidad de competencia electoral frente a Santiago Creel o algún otro alcalde panista que está peleando –con buenos resultados en la administración local- la candidatura blanquiazul por la CDMX.
La capital mexicana ha sido uno de los espacios donde la competencia electoral entre las dos principales coaliciones partidistas que se han configurado en el presente sexenio alcanza mayor paridad.
En el 2021 los resultados fueron una locura para todos debido al realineamiento partidista de los electores.
La CDMX es el espacio metropolitano con mayor membresía de votantes y en el 2024 el escenario columbra un reto mayor para Morena.
La CDMX es la entidad donde la oposición puede alcanzar altas probabilidades de alternancia. En dicho sentido, el candidato morenista a la Jefatura de Gobierno tiene que ser un personaje con el mejor nivel de posicionamiento.
Al parecer, García Harfusch presenta las condiciones requeridas y posibilitaría un apoyo cabresto a la candidatura de Claudia Sheimbaum así como a los candidatos morenistas al Poder Legislativo.
La coyuntura de la CDMX abre la posibilidad de que en Puebla la paridad de género haga realidad el que una gobernadora culmine su sexenio. Acabar con el kiriarcado dinomacho de los priistas de todos los partidos en Puebla, constituye un salto cuántico en la evolución social de uno de los estados más afectados por la violencia de género donde la clase política ha sido protagonista y cómplice: ¡que le pregunten a Lidia Cacho!
La marginación y violencia en Puebla se corresponde con una forma patriarcal y machista de la política.
La entidad vive a años luz del pluralismo, igualdad y equidad en lo que a género se refiere.
El Bloque Histórico Oligárquico se conduce como si la mitad de la población no existiera y esto puede observarse en distintos espacios públicos y privados, políticos, económicos y sociales. ¿Hasta cuándo? Los ejemplos de funcionarios públicos mujeres y transgénero que son anulados y desplazados de su participación, resultan más que abundantes.
Allende la tipología de las Juanitas que son fachadas de equipos masculinos en el trabajo político, las alcaldesas morenistas son acosadas para salir de su municipio y abandonar el gobierno, o bien, no comprometerse con los principios de la Cuarta Transformación. En la administración estatal no se observa el protagonismo de las mujeres y las personas transgénero.
Maria Luisa Albores, Claudia Rivera Vivanco, Lizeth Sánchez, Olivia Salomón, Norma Layun, Denisse Ortiz, Nora Merino, Nay Salvatori y algunas compañeras más, pueden ser cuadros competitivos por Morena y cambiar las estructuras de poder caciquil tradicional al interior del estado.
El cambio de época que vive el mundo y la agenda 2030 del multipolarismo reclaman sincronizar la velocidad histórica de Puebla y sus regiones ¿No es posible el espectáculo de los dinomachos a caballo cantando “Dos vicios tengo en la vida”? El inconsciente marinista los traiciona a cada rato, en público y privado. Puebla no es, no será, una ínsula de autoritarismo caciquil y pobreza como quieren los mentirosos, hipócritas y oportunistas del PRI.
El triunfo de Claudia Sheinbaum y la certeza de que México tendra una mujer en la Presidencia de la República, obliga a que las mujeres que participan en la política pretendan alcanzar los más altos niveles de responsabilidad en la función pública del estado sin temor a caer de los helicópteros y sólo vivir en la nostalgia del pretérito pluscuamperfecto inútil del verbo haber.
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