Y así, ante el anuncio de los resultados, Ebrard mandó un mensaje de ruptura, llamó cobardes a Mario Delgado y Alfonso Durazo, advirtió que el lunes 11 de septiembre definiría su futuro.
Desde que inició el proceso interno de selección del defensor de la cuarta transformación, Ebrard anunció lo que sería la crónica de una ruptura anunciada.
Advirtió que, en caso de que le jugaran “chueco”, no tendría más cabida en MORENA. Parecía que solo Ebrard no entendía la simulación del proceso interno de vivía su partido. Incluso podríamos creer que si consideraba que había posibilidades de salir victorioso.
¿El resultado? Fue Claudia. Por sorprendente que pueda parecernos, Claudia ganó las encuestas y recibió el bastón de mando de manos del Presidente Andrés Manuel.
Y así, ante el anuncio de los resultados, Ebrard mandó un mensaje de ruptura, llamó cobardes a Mario Delgado y Alfonso Durazo, advirtió que el lunes 11 de septiembre definiría su futuro.
¿Qué paso el 11 de septiembre? Marcelo decidió impugnar ante el propio MORENA, el proceso de selección del candidato presidencial. Nada más ingenuo.
Ebrard decidió darle un mes a MORENA para que atiendan su impugnación, advirtiendo que, en caso de no hacerlo iniciara un recorrido por todo el país cobijado por el movimiento que le mismo denominó “Movimiento Progresista”.
Da la casualidad de que el recorrido del “rebelde” de Marcelo iniciará el día que Claudia Sheinbaum comienza su pre-campaña presidencial.
Justo ahí radica el poder de Marcelo. Iniciará una guerra en contra de su mayor adversaria, quien lo responsabilizó se la caída de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México.
La estrategia de Ebrard emula a la de AMLO cuando decidió recorrer el país durante años hasta lograr en anhelado puesto: la Presidencia de la República.
Sinn embargo, a diferencia de los recorridos de AMLO de 2006, Ebrard tiene dos objetivos: trazar el camino a la presidencia en 2030 y a su vez, destruir la campaña de Claudia.
Con lo anterior, el Frente Amplio y en específico Xóchitl ganan más de lo que pierde MORENA. Veamos el escenario.
Marcelo tiene un gran arraigo con los seguidores morenistas no radicales, con la clase media que tanto Ha despreciado AMLO y parte de MORENA, así como gran número de los indecisos.
Ese arraigo dejará de votar por MORENA en 2024 pero no significa que en automático vayan a votar por Xóchitl.
Lo anterior toma relevancia cuando leemos la preocupación de Mario Delgado y MORENA ante una posible salida de Ebrard, y no es para menos. Claudia ha llegado al tope de su nivel de aceptación en el electorado, el desgaste de su imagen, los malos resultados de su gestión y su vinculación con el oficialismo debilitan su imagen. La evidencia fueron los resultados de las encuestas donde inició con un porcentaje de votación de 39% y obtuvo unas décimas por encima de ese número.
Contrario a lo que logró Fernández Noroña o el propio Marcelo, quienes, si tuvieron un crecimiento porcentual, lo que significa que su margen de crecimiento aún existe. Para Claudia, no.
Así, los seguidores de Marcelo decidirán no votar por Claudia, seguir a su nuevo caudillo y si bien, no es un hecho que esos votos los sumará Xóchitl, lo cierto es que, si se descontarán a MORENA y Claudia, por lo que a un año de las elecciones es más viable que Xóchilt sume puntos porcentuales mientras Claudia busque mantener los suyo.
Será una carrera en la que Xóchitl comienza con buen impulso y Claudia busca cuidar sus números, sin arriesgar.
Mientras tanto, Marcelo juega su futuro político vendiendo caro su amor al mejor postor. Suma sus puntos a Claudia o se los resta. Eso tiene nerviosos a todos en el cuarto de guerra guinda.
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