La United Auto Workers, el sindicato de los trabajadores de la industria automotriz, inició una huelga nunca antes vista en los Estados Unidos pues abarca a los obreros de las tres principales firmas del ramo en el país, la General Motors, Stellantis y la Ford.
Esta huelga, es también vista por los partidos Republicano y Demócrata como una oportunidad para llevar agua a su molino en esta temporada de campañas electorales.
Por un lado, se encuentra el presidente Joe Biden y su agenda de energías limpias donde trata de empujar la producción de vehículos eléctricos a fin de lograr sus metas climáticas.
Al referirse a los Trabajadores de la UAW, Biden dijo que las ganancias corporativas “récord” que han tenido las compañías en los últimos años deben compartirse con los trabajadores, y agregó que el salario debe permitirles seguir en la “clase media”.
Según Politico, el caso es que muchos trabajadores que producen piezas como baterías para los autos eléctricos no están sindicalizados y ganan menos dinero.
Y, por otro lado, este es el punto que provechan los republicanos, quienes cuestionan la agenda de Biden: ¿qué pasará cuando se “impulsen políticas que matarán los empleos de las personas?
Colocar la agenda del cambio climático por encima del bienestar de los trabajadores es “ridículo”, dicen los del GOP.
La tentativa de los republicanos de echarse a la bolsa a Michigan está por verse, simplemente la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer se reeligió en el puesto en las elecciones de noviembre pasado, conformando el “muro azul” junto con los estados de Pensilvania y Wisconsin.
Sin embargo, la huelga coloca bastante presión sobre Biden a fin de que se ponga las pilas y contribuya a llegar a un acuerdo aceptable antes de que los 150 000 miembros del sindicato extiendan la huelga hacia otros estados lo que provocaría graves consecuencias económicas, tanto para Estados Unidos como sus filiales en otros países como México.
El asunto no está nada fácil como para sacar raja política, se presta de maravilla para atacar a Biden y su agenda climática, pero a la hora de la verdad, los republicanos no se animan del todo a apoyar al sindicato.
Así que la moneda está en el aire y todo depende del resultado de las negociaciones. Por mientras, los del GOP ven el embrollo “de lejitos” a ver por dónde se cuelan.
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