En estricto sentido Claudia y Xóchitl todavía no eran rivales, así que la panista sin estar afiliada al PAN, confesó algo así como que ella le había ayudado a Claudia durante su proceso de divorcio (en 2016) de su primer esposo, el político Carlos Ímaz Gispert…
Ambas estuvieron en un rango superior al de la amistad. Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez fueron confidentes. Esto no lo estoy suponiendo. Lo dijo en una mesa la propia Xóchitl durante una cena a la que fui invitado por mi amiga la actriz y modelo Martha Cristiana, en el restaurante Migrante, de la colonia Roma.
La cita fue el viernes 2 de junio de 2023. En la mesa, para 10 personas, además de la anfitriona y el guapérrimo de su novio, había comunicadores de otros medios, así como el consuegro de Xóchitl, Nacho Chávez, un empresario súper agradable que desde entonces ya le ayudaba a operar temas a la mamá de Juan Pablo Sánchez Gálvez, el novio de su hija.
Para esa fecha Gálvez Ruiz todavía no levantaba la mano para la elección presidencial de 2024. En la velada, donde sucumbimos al menú del chef Fernando Martínez, la senadora de la República por el PAN dejó claro que iba tras la Ciudad de México y, con su estilo particular, nos contó qué haría con asuntos como el desabasto de agua, el cual padeció cuando vivió en un cuarto en Iztapalapa, una vez que se fue a vivir de su natal Hidalgo al entonces Distrito Federal.
Entre otros temas Xóchitl habló de su participación en varias ediciones de la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+, la cual mencioné en una entrega previa de Política para guapos titulada “El PAN ha lanzado guiños a los gays”; explicó los problemas de movilidad por los que, en parte, se había vuelto usuaria de la bicicleta para transportarse en la Cedeemeequis. Estábamos en el chisme por aquí y chisme por allá, cuando de pronto nos la dejó ir: “Claudia no quería ser jefa de Gobierno. La obligó Andrés. A mí me lo dijo”: declaró una Xóchitl sabedora que todos los silencios tienen fecha de caducidad.
Cabe señalar que los tiempos y las coyunturas políticas eran otras. En estricto sentido Claudia y Xóchitl todavía no eran rivales, así que la panista sin estar afiliada al PAN, confesó algo así como que ella le había ayudado a Claudia durante su proceso de divorcio (en 2016) de su primer esposo, el político Carlos Ímaz Gispert, uno de los fundadores del PRD, con quien procreó a una hija: Mariana Ímaz Sheinbaum y ayudó a cuidar al hijo que Carlos tuvo en su primer matrimonio con Sandra Alarcón: Rodrigo Ímaz Alarcón.
“Fuimos más que amigas, incluso confidentes, nos echamos la mano en muchas, muchas, muchas cosas” dijo en la mesa Xóchitl refiriéndose a la camaradería que tuvo con Claudia hace casi una década atrás, cuando Sheinbaum era delegada en Tlalpan (cargo que ocupó de octubre de 2015 a diciembre de 2017) y Gálvez era jefa delegacional en la Miguel Hidalgo (de octubre de 2015 a marzo de 2018). “Claudia no me tiraba mala onda de manera pública, es que éramos amigas, la neta”. En esa mesa Xóchitl tampoco le tiró mala onda a Claudia, la neta. Sin embargo, tres doritos después… y tres semanas después el internet se colapsó con la declaración de Gálvez: “Voy a ser la próxima presidenta”.
Apenas se viralizó la notica recordé lo que Xóchitl nos había dicho sobre Claudia en aquella cena. Pero sobre todo pensé en lo que no nos dijo ¿Y ahora qué harán cada una con todo lo que se saben? Si bien es cierto que en la política uno siempre debe de estar preparado para la traición ¿qué tanta información compartida en un momento vulnerable se debe de usar para una guerra política deleznable?
Todos los guapos celebramos que en la boleta presidencial de 2024 haya dos mujeres como punteras en las preferencias, pero eso no significa que las campañas vayan a ser menos sangrientas que si fueran hombres los candidatos. Los equipos de Claudia y Xóchitl saben para qué fueron contratados: vencer a la contrincante a como dé lugar. ¿Incluso con la información más íntima de momentos dolorosos de sus respectivas vidas?
Yo las invitaría para apelar a los límites. En México, hasta ahora, ningún tema que tenga que ver con los asuntos de la cintura para abajo de los protagonistas ha destruido una carrera política, en este contexto. Por lo tanto, considero tan inmoral como innecesario recurrir a la falta de lealtad a un secreto de confesión. Aunque tampoco soy ingenuo, sé que esto no es un casting para elegir a la sucesora de la madre Teresa de Calcuta. Así que si las contrincantes aplican la máxima de “información es poder”, que Dios nos agarre confesados. Y sin cola que nos pisen.
Twitter: @betotavira
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