Llámenme cínico, pero ese argumento de “si hizo trampa en algo tan inverosímil como una tesis, imagínate qué no hará ahora como gobernante” me parece ridículo.
Tanto a mí, como al 99.9% de los mexicanos, nos vale madres la tesis de los políticos. En un país con una creciente crisis de seguridad y en franco estancamiento económico, lo último que nos preocupa es qué hicieron los encargados del gobierno hace tres décadas.
Lo dije 2016 cuando Carmen Aristegui anunció con bombo y platillo su gran investigación, “Peña Nieto, de plagiador a presidente”, en la que la periodista nos reveló cómo el entonces mandatario había plagiado al menos a diez autores en su tesis de licenciatura cuando tenía 25 años. Lo repetí cuando la oposición quemó en leña verde a la ministra Yasmín Esquivel por haber plagiado 209 de las 456 páginas de tesis doctoral en 2009, y lo repito ahora que la UNAM anunció que investigaría el plagio de Xóchitl Gálvez, candidata del PRIAN a la presidencia de la república.
Llámenme cínico, pero ese argumento de “si hizo trampa en algo tan inverosímil como una tesis, imagínate qué no hará ahora como gobernante” me parece ridículo. Me suscribo a la opinión de Federico Arreola, quien califica a las copias de trabajos universitarios como “pecados de juventud”, y poco representan su trabajo en el servicio público. Una reverenda tontera.
Llámenme ingenuo, pero lo que definitivamente me tiene anonadado es el trato tan diferente que la prensa mexicana le dio al plagio de Xóchitl Gálvez comparado con el que le dio al de Yasmín Esquivel. “Ups, la regó” publicó El Financiero; “Ni se asusta ni se raja” publicó Televisa; y “Tiene huevos y muchos” publicó Publimetro; pero el que de plano se llevó el premio mayor fue Leo Zuckerman, el conductor de Televisa la defendió argumentando que “a Xóchitl la quieren destruir” y su verdadero problema no es que haya plagiado, sino que “está muy sola”. En otras palabras, pobrecita, sí plagió, pero poquito.
Lo refrescante de este caso fue la respuesta de Gálvez. Aunque primero trató de negar el plagio, inmediatamente se dio cuenta a dónde la llevaría ese camino y decidió aceptar el pecado. “La mayor parte de los temas son técnicos, describen equipos, son sacados de manuales técnicos, un tema es la política pública del gobierno federal que se aclara, es la política en materia ambiental y un tema… pues sí la ´pendejeé´ porque debí haber puesto de dónde era”, reconoció al fin.
Lo que de plano me pareció patético fue la defensa de la oposición, “le tienen miedo”, argumentan los defensores de Xóchitl ante cualquier desatino. Pero cómo le van a tener miedo, si fue el mismo López Obrador el que les escogió la candidata, y lo peor es que parece que todo le está saliendo perfecto. El fenómeno está desinflado, y todavía faltan 9 largos meses de campaña y muchos más escándalos por venir.
Seguro AMLO está temblando… pero de risa.
@CallodeHacha
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