Recientemente he tenido la oportunidad de leer el libro Cyber dragon: inside China’s information warfare and cyber operations de Dean Cheng, quien es Investigador Senior en estudios asiáticos en el Potomac Institute for Policy Studies. Cheng durante años se ha especializado en la política exterior y militar de China, incluida su relación con el resto de Asia y con los Estados Unidos. Del mismo modo, ha dedicado mucho de su obra académica a escribir sobre la doctrina militar de China, así como las implicaciones tecnológicas de su programa espacial, y problemas asociados a la infraestructura industrial y científica del gigante asiático.
También, es importante decir que ha sido parte de importantes centros de investigaciones o Think Tanks de los Estados Unidos, en aras de crear conocimiento para comprender, desde Washington DC, los retos internacionales derivados del ascenso de China, en instituciones como la Heritage Foundation, la Science Applications International Corp. (SAIC) y la división de Estudios de China del Centro de Análisis Navales (CNA) de la Armada de los Estados Unidos. En ese sentido, en su libro Cheng proporciona un marco para evaluar los extensos esfuerzos de espionaje cibernético de China y la modernización de su ejército durante varias décadas. De esta forma, su análisis se centra en entender el enfoque de China para establecer el dominio de la información y el ciberespacio como un componente clave de sus esfuerzos militares que lo apoyen a posicionarse como una potencia global en el siglo XXI.
En este sentido, Cheng considera que China combina el poder de fuego financiero, sirviéndose de que en la actualidad es la segunda economía más grande del mundo, con una clara intención de desplegar un ejército moderno capaz de competir no solo en los entornos físicos de tierra, mar, aire y espacio exterior, sino especialmente en los dominios electromagnético y cibernético. Para esto, Cheng hace un amplio uso de fuentes en idioma chino para proporcionar información relevante para las políticas sobre cómo esta nación entiende la relación y evolución entre la información y las guerras del futuro, así como temas como la guerra de redes informáticas y la guerra electrónica.
En este sentido, Cheng se sirve de su experiencia en desarrollo militar, así como en el análisis de su política y doctrina de seguridad nacional de China. Para esto, recurre a los materiales que el ejército chino usa para educar a sus propios oficiales, con el fin de transmitir el pensamiento estratégico que motiva a la utilización del ciberespacio, como un dominio de este campo como esfera para la construcción de poder nacional por parte del estado comunista.
Lo anterior, a razón de que el gobierno de Beijing considera que las operaciones cibernéticas serán un aspecto clave en los conflictos y las guerras del futuro. En este sentido, la obra de Cheng se centra en comprender cómo las operaciones de China a través del ciberespacio, dónde se incluyen incidentes de piratería o robo de propiedad intelectual, son parte de un enfoque diferente y más amplio para guerra. Con lo cual, el dragón de Asía ven que en el futuro el papel de la información será cada vez más importante en los conflictos de las próximas décadas,
Dividido en un total de ocho capítulos, en su libro Cheng proporciona una descripción detallada y un análisis exhaustivo de las actividades cibernéticas chinas. Hace un uso extensivo de materiales en idioma chino, muchos de los cuales no se han utilizado en la literatura occidental existente sobre el tema. Hace una mejor comprensión del espionaje informático chino al colocarlo en el contexto de actividades más amplias en una guerra de información. Analiza los esfuerzos de modernización militar de China, brindando un contexto para la expansión en curso del gasto militar y la reorganización de su ejército. Y ofrece a los lectores información relevante para las políticas sobre el pensamiento militar chino mientras mantiene el rigor académico en el análisis y la selección de fuentes.
En definitiva, una obra para disfrutar para los amantes de la política internacional, la seguridad nacional, el ciberespacio, y por supuesto, el papel de China en el sistema internacional en el siglo XXI.