*Destrucción de capital fijo para luego emprender el jugoso negocio de la reconstrucción, un escenario donde se imponen los intereses de la guerra.
Vaya si la escalada de la guerra apunta amenazante primeramente a Europa. Y no porque Rusia o el presidente Vladimir Putin esté amenazando con invadir ni con bombardear per sé, como parte del conflicto en Ucrania contra Occidente. No. (La ofensiva comenzó desde el oeste hacia el territorio ruso. No a la inversa).
Sino porque de una u otra manera, el involucramiento es cada vez más comprometido de algunos países gracias a sus dirigentes, como Rishi Sunak del Reino Unido, Olaf Scholz de Alemania, Emmanuel Macron de Francia o Giorgia Meloni de Italia; o la presión de organismos como la OTAN con su titular Jens Stoltenberg, que siguen los lineamientos y presiones de Estados Unidos.
Las tretas geopolíticas de Washington para involucrar a todos los países europeos, cobrando las cuotas de “seguridad” que les ha “vendido” como su protector que ha sido durante todo el periodo de Guerra Fría. Pero además, parte de la guerra sucia generada en contra de todo lo ruso desde la llegada del presidente Putin al poder, o poco después del año 2000.
Casos “armados” para desprestigiar a Rusia, como lo referente al presunto involucramiento por espionaje en los procesos electorales de Estados Unidos, como para favorecer a Donald Trump en 2016; los casos del supuesto envenenamiento del ex oficial militar ruso y espía Serguéi Skripal y Tulia Skripal; o los también presuntos “espías” rusos detenidos y acusados de envenenar a los Skripal, Alexander Petrov y Ruslan Boshirov; las expulsiones masivas de diplomáticos rusos desde varios países bajo el mismo caso Skripal, entre otros.
Claro. Noticias falsas con la finalidad de desprestigiar a Rusia, así como preparando el terreno con la mejor/peor argucia. Es decir, el bien planificado y financiado golpe de Estado de 2014 en Ucrania para derrocar al presidente Víktor Yanukóvich y acelerar los planes ofensivos pronazis, violentando a la población prorrusa del Donbás hasta conseguir la reacción de Putin para su protección.
Los “cabezas calientes”
Inclusive, regresando a Europa, otros líderes han contribuido a encender los ánimos y a crear pánico entre los propios integrantes de la OTAN, además de Stoltenberg, Ursula von der Leyen de la Comisión Europea, Josep Borrell como el representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
El caso es que los mencionados líderes o dirigentes han encendido los ánimos y con ello crear pánico en el conjunto de países de la Unión Europea, de tal modo que todos están en contra de Rusia —enrolando inclusive a buena parte de la población—, en el sentido que, de no seguir apoyando militar y económicamente a Ucrania, en cualquier momento bajo equis pretexto Rusia podría atacar a Europa.
Sin aceptar que es por su propio involucramiento, de toda la UE, en este conflicto por seguir las políticas de Washington a pie juntillas, que el pisoteo de las líneas rojas pueden ser las propias marcadas por Estados Unidos, como las presiones para el envío de los Leopard 2 a todos los países comenzando por la misma fabricante, Alemania.
Y es que ha sido tal la propaganda mediática occidental en sus propios dominios, que su retórica insiste en la culpabilidad de Rusia no únicamente por la “invasión” a Ucrania, sino inclusive hasta por las exigencias del presidente Zelenski quien un día sí y el otro también, solo pide armas y más armas, ahora armamento pesado como el caso de los tanques más avanzados. Y eso también es culpa de Putin.
Ah, pero sí que es importante seguir atendiendo las exigencias del frente de guerra para combatir al ejército de Rusia. Una guerra sostenida por Occidente con verdades a medias o claras mentiras; propaganda, noticias falsas o fake news, con tal de perseguir los planes de Estados Unidos de desbaratar a Rusia en varias regiones y así poder dominarla.
El o los planes de los geopolíticos del siglo XX, como Halford Mackinder y más recientemente Zbigniew Brzezinski, para quienes apoderarse del “corazón del mundo” será dominar en lo sucesivo y que Estados Unidos adoptó como propios y sostiene hasta la fecha. China es otro cantar, hoy también en la mira como potencia que disputa el poderío económico mundial al mismo imperio.
El tema es que, con más propaganda y causales generadas por el propio “occidente colectivo”, al sostener militar y financieramente a Ucrania en su guerra contra Rusia —porque lo siguen sosteniendo, que es la guerra entre Ucrania y el país invasor—, hoy Europa está entrando en pánico porque sus envíos de armamento pesado crean las reacciones rusas de defensa por cruzar las líneas rojas, como considera los envíos de Leopard 2 desde los países europeos, como los 31 Abrams desde Estados Unidos, y amenaza con el uso de armas poderosas.
Todos los europeos saben, Estados Unidos y su socio británico también, que tanto Putin como el vicepresidente y responsable de la seguridad Dimitri Medvedev se refieren al potencial atómico en caso de ver amenazada la seguridad de su territorio.
Las “líneas rojas”
Cuando también el “occidente colectivo” sabe que los dirigentes rusos defienden su país, que comprende tanto a Crimea como a las regiones en las cuales se están dando los combates precisamente ahora y que recién se incorporaron a territorio ruso y son consideradas como tales.
Por tanto, si hay cruce de “determinadas líneas rojas”, como considera Rusia con los envíos de los tanques Leopard y Abrams, Europa está advertida sobre el desbordamiento del conflicto más allá de Ucrania. El caso es que la guerra puede estar tocando a las puertas del viejo continente.
Y hay muchas “cabezas calientes”. Como citamos ayer a los países bálticos y también Finlandia. Europa se escandaliza al verse perdida por los avances de las tropas rusas en el Donbás. O todos están entrando en pánico.
Como dice el jefe del Estado Mayor de la República Checa, “no va a sobrar con el ejército profesional, sino que se necesitará una movilización parcial de la población para poder responder como ampliación del conflicto”.
Como si esta parte del mundo, Europa como conjunto de países, no haya vivido y sufrido ya dos grandes guerras, tan intensas como altamente destructivas y de alcance mundial durante el siglo XX. La Primera y la Segunda Guerra mundiales. Guerras capitalistas al fin, ciertamente, destructivas ambas de bienes de capital.
Destrucción de capital fijo para luego emprender el jugoso negocio de la reconstrucción, un escenario donde se imponen los intereses de la guerra y Estados Unidos quiere las primicias. Nadie está calculando el precio por ello.
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