No se puede con decoro, y sin agraviar a los otros,
contentar los deseos de los grandes.
El Príncipe
El zafarrancho sucedido en el grupo parlamentario del PRI en el Senado de la República desnuda con claridad y transparencia lo que sucede al interior de ese partido, otrora hegemónico, hoy convertido en despojos tanto en el nivel local, como en la diputa nacional de la que fuimos testigos.
Para deponer a Miguel Ángel Osorio Chong tuvieron que suceder varias acciones carentes de visión de futuro y de un referente moral, condimentadas con rencor y venganza, todo a la altura de las senadoras y senadores de los distintos frentes que lo componen. Necesario aclarar: incluido Osorio. No se trata de defenderlo, sino de aproximarnos a una explicación.
La fracción priista no fue homogénea desde un principio y el coordinador depuesto (presionado a renunciar) jamás tuvo el mando real y completo, solo ejerció la representación y los recursos y posiciones derivados de ella. La primera muestra contante y sonante fue la votación sobre la ampliación de la presencia militar en la Guardia Nacional, en la que el operador real, en contenido y construcción de la salida, fue Manlio Fabio Beltrones.
El expresidente del PRI, excolaborador más cercano de Fernando Gutiérrez Barrios, principal viuda política ante el asesinato de Colosio, y líder informal de la oposición en los gobiernos panistas, ese político sagaz sonorense, construyó las condiciones de diálogo con la secretaría de Gobernación de Adán Augusto López, dotó de contenido y operó el acuerdo senatorial con la modificación que logró la oposición para poder reformar la ley y ampliar el plazo de la presencia y control militar en la agencia de seguridad creada por AMLO. En esa ocasión pasó por encima de la labia de Ricardo Monreal y solo preservaron su voto dos senadoras priistas y el propio coordinador Miguel Osorio.
Si analizamos la posición de los senadores que defenestraron al exsecretario de Gobernación observamos que se subordinaron al deseo de su dirigente nacional, (Hálito) Moreno quien, lleno de rencor, cumplió la máxima: a mí me podrán chingar, pero me lo llevo entre las patas. Se refería a Miguel Osorio, pero también hunde más a su partido.
Manlio cuya presencia es virtual, gana posiciones con las piezas de Manuel Añorve quien asume la coordinación del grupo parlamentario, y Sylvana queda protegida.
José Antonio Meade mueve pieza con su leal paje, el excandidato perdedor de Sinaloa, Mario Zamora. Claudia Anaya paga el favor de haber sido candidata en Zacatecas, cuando Moreno traicionó a Fito Bonilla, bajándolo de una candidatura que ya le había ofrecido. El yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín, desacertado en todo momento, cree que se acerca, pero patea el bote de su postulación a gobernador con tanta tibieza y traición. Beatriz Paredes, tan abyecta como cuando impulsó a lo largo y ancho del país la reforma en los congresos locales en contra del derecho a decidir de las mujeres, se entrega a Moreno por la zanahoria que les muestra y da a desear a todas y todos: la posibilidad de reelegirse. Finalmente, Ángel García, amigo de los malosos de Morelos que aspira a gobernar su entidad, le dio un golpe traidor a Osorio de la misma manera que el depuesto coordinador lo había promovido cuando lo compró para aumentar su grupo parlamentario, al inicio de la legislatura.
Quienes no se sumaron al golpe, pero tampoco se desgarraron las vestiduras para defender al exsecretario de Enrique Peña, fueron la senadora más cercana, su paisana Nuvia Mayorga; el exgobernador mexiquense, Eruviel Ávila; el cetemista convaleciente, Carlos Aceves; y la sobrina de Salinas de Gortari, Claudia Ruiz Massieu.
El hecho no es anecdótico, sino una expresión de la lucha por el poder, por el favor presidencial, por la posibilidad de persistir… un viejo dirigente sindical decía: el poder es bonito, aunque sea poquito. El ambiente al interior del PRI nos hace recordar la carta (recién subastada), que le dirigió Maximillien Robespierre a Georges-Jacques Danton, ambos diputados entonces, a quien le dijo “te quiero más que nunca y hasta la muerte”- Un año después lo mandó a la guillotina.
Las traiciones, la cobardía, la amoralidad no son extrañas a las relaciones de poder, pero brotan como pus cuando los actores involucrados tienen miedo a su jubilación, cuando les quitan la música y quedan pocas sillas para repartir.
Un libro, una serie, un podcast:
Libros: Robespierre: una vida revolucionaria (Península) PeterMacPhee. Biografía del controvertido mártir de la revolución francesa, impulsor de la instauración de la República y corresponsable de la época del terror revolucionario.
Serie: La revolución. (Netflix) Serie francesa que recrea los sucesos históricos de 1789 en el país galo.
Podcast: Fuera de la caja (Dixo). Macario Schettino ofrece un podcasta dedicado a explorar formas diferentes de pensar lo que ocurre en México, aunque cae en lugares comunes a lo hora de ejercer su crítica.
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@KoldoHerria
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