Como en un juego de ajedrez, en este caso político, hemos observado movimientos de uno y otro lado que ilustran plenamente la definición que de la política hizo el célebre politólogo Max Weber, cuando afirmó que la política es la “ciencia de lo posible”. Y claro, ante la ofensiva inicial del gobierno de la 4T para, como dijo el secretario de gobernación Adán Augusto López, descuartizar al Instituto Nacional Electoral (INE) con base en el plan A de la Reforma Electoral, dio inicio el juego. Finalmente no pasó en el congreso de mayoría morenista, en gran medida por la presión ejercida por la sociedad civil en la multitudinaria marcha del pasado mes de noviembre, que sorprendió por la importante participación ciudadana, donde el único orador fue José Woldenberg, quien advirtió sobre el peligro para la vida democrática del país si el plan era aprobado.
El gobierno de AMLO nunca imaginó la magnitud de la protesta y los propios legisladores, sobre todo del PRI, vieron que si no votaban en contra, el de por si menguado poder de ese partido se iría a la lona. El caso fue que no se obtuvo la mayoría calificada, necesaria para la aprobación de dicha reforma y así se dio la primera movida de piezas en el ajedrez político, con lo que el jefe del ejecutivo se vio derrotado.
En consecuencia y mostrando una gran habilidad para ese juego de ajedrez político, el presidente lanzó el famoso plan B que ya no requería para su aprobación la mayoría calificada y pudo pasar con la mayoría simple que el partido en el poder mantiene en el congreso. Ante el peligro de su entrada en vigor que afectaba a miles de empleados y a toda la estructura del INE, en especial al Secretario Ejecutivo Edmundo Jacobo, quien se amparó y logró su reinstalación, pero que finalmente renunció al instituto dejando una estela de dudas, el propio INE envió a la Suprema Corte de Justicia un recurso de inconstitucionalidad bien fundamentado que junto con decenas de amparos y controversias presentadas por ciudadanos y partidos de oposición, se logró que la corte, a través del ministro Javier Laynez, emitiera una resolución para detener por tiempo indefinido la aplicación del llamado plan B. La suspensión estará vigente hasta en tanto la corte no dicte una resolución definitiva.
El delicado asunto ha quedado en suspenso y la reacción iracunda del presidente, acusando a la corte de conservadora, enemiga de la democracia y ser parte de la mafia en el poder queda para la historia. El caso es que con la suspensión se asegura la aplicación de las reglas del INE para las próximas elecciones en el estado de México y Coahuila y muy probablemente también para las del 2024.
En el juego político de ajedrez, el presidente anunció un plan C, que no es otra cosa que el asalto al INE como en un “Caballo de Troya” para que la quinteta que prevalezca, de las cuatro integradas, sea la que incluye a una mayoría de personajes afines a la 4T y gane, no por consenso sino con el método de insaculación, Bertha Alcalde Luján, hermana de Luisa Alcalde, actual titular de la Secretaría del Trabajo, y así tener en la presidencia del INE a una incondicional de Morena. Pero, ¿podrá darse otra movida en este juego? Todo es posible en política.
@fer_martinezg
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