Solemos trivializar nuestras relaciones interpersonales, por momentos pensamos que podemos enfrentar los obstáculos que la vida nos presenta solos, o damos a la relación con amigos o familiares su justo valor.
“Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos hazlo acompañado”
Proverbio africano
Mientras más agobio sufrimos, mayor aislamiento solemos procurar. Ensimismarnos, entendido como concentrarnos excesivamente en nuestras ideas y pensamientos, nos aísla, nos aleja de los otros, dinamitando nuestras relaciones interpersonales y complicando nuestras experiencias.
Las relaciones interpersonales son fundamentales para alcanzar bienestar. Esos intercambios nos ayudan a regular nuestra percepción e interpretar la realidad. Representan mucho más que ocio o entretenimiento. Son un pilar fundamental del desarrollo humano.
Un estudio realizado durante un largo periodo por especialistas de la Universidad de Harvard concentrado en el desarrollo humano, concluyó que: 1. Cuidar de nuestra salud y condición física determina nuestra longevidad y calidad de vida. 2. Los individuos que gozan de relaciones sociales cálidas, viven más y viven mucho mejor.
Es justamente en esta segunda conclusión en la que quisiera concentrar mi reflexión. Solemos trivializar nuestras relaciones interpersonales, por momentos pensamos que podemos enfrentar los obstáculos que la vida nos presenta solos, o damos a la relación con amigos o familiares su justo valor.
Existe una sólida conexión entre relaciones interpersonales y la salud. Cuando estamos solos, cuando no tenemos con quien compartir, cuando no contamos con personas a nuestro alrededor que puedan escuchar nuestros pensamientos, permanecemos por periodos prolongados ensimismados en nuestros pensamientos y en condiciones de estrés que merman nuestra salud.
El citado estudio revela que una de las claves para que el individuo alcancen la felicidad, es la calidad de sus relaciones interpersonales. Por supuesto la calidad de estas relaciones es importante, siendo de mucho mayor valor aquellas en las que podemos ser nosotros mismos, en las que podemos expresarnos sin tapujos, mostrarnos sin máscaras, manifestando sentimientos y emociones de manera libre. Relaciones en las que ambas partes dan y reciben. Dinámicas en las que los actores involucrados se sienten seguros y libres de riesgo de ser criticadas, cuestionadas u ofendidas. Relaciones en las que se acepta al otro tal y como es, en las que el cambio y la transformación del individuo es una constante y no un obstáculo.
En medio de la prisa, la presión, y la abundancia de tareas y compromisos por cumplir, solemos dejar de lado nuestras relaciones sociales. En ocasiones fallamos en las tareas de cultivar, construir, y dar mantenimiento a las dinámicas existentes con las personas que nos rodean.
Son esas relaciones sociales el motor y el insumo para convertirnos en mejores individuos, para prosperar en el trabajo, para conseguir nuestras metas en diferentes áreas.
No se trata de tener una gran red de personas alrededor, se trata de contar con relaciones fuertes y de calidad que nos permitan desarrollarnos a plenitud.
Otros estudios revelan, que empleados que manifiestan tener amigos sólidos en el trabajo, son más eficientes, productivos, y están mejor calificados que aquellos que no manifiestan tener amistad profunda con sus compañeros. Los amigos en el trabajo no son una distracción, son justamente un elemento que incentiva el clima organizacional y con él la productividad de los empleados.
Por todo esto, la próxima vez que pienses en postergar alguna actividad relacionada con tus relaciones interpersonales piénsalo dos veces. Será la calidad de ellas lo que te permita desarrollarte a plenitud en distintas facetas.
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