El propagandista oficial del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se llama Epigmenio Ibarra, quien hace unos publicó en su cuenta de Twitter un mensaje donde celebraba que en el juicio seguido en contra de Genaro García Luna se haya señalado a Felipe Calderón, y agregó que espera que no dejen de acusarlo.
Lo anterior a raíz de las declaraciones del ex fiscal general de Nayarit, Edgar Veytia, quien en su calidad de testigo colaborador de la Fiscalía de Nueva York, manifestó que el entonces gobernador de esa entidad, Ney González (2005-2011) le informó que Genaro García Luna y Felipe Calderón, le dijeron que el cartel al que se debía proteger era el de Sinaloa.
La primera y al parecer única ocasión que el nombre del exmandatario salió a relucir durante el juicio, se remontó a un simple comentario, es decir, no existieron mayores datos de prueba en contra de Felipe Calderón.
Sin embargo, para la Cuarta Transformación fue recibido como el tanque de oxígeno que requerían en tiempos de tan malos resultados.
Los propagandistas oficiales lo celebraron y aplaudieron, incluso hicieron fiesta de la declaración. Olvidaron por completo los dichos del Presidente de la República quien cuando ve a sus aliados acusados de hechos de corrupción, pide que no se emitan juicios sin pruebas.
No así cuando se trata de acusar a sus adversarios, donde se limita a formular señalamientos subjetivos con los cuales los condena a la hoguera.
Felipe Calderón es el villano favorito de la 4T, el rencor y odio con el que gobiernan surgen a razón de Calderón y viven gracias a Calderón.
La destrucción de las instituciones la fundamentan en su enojo contra Calderón, criticaron su “guerra contra el narcotráfico” y su intento de militarización, al grado que hoy mantienen la misma estrategia contra la inseguridad y concretaron el mayor sueño de Felipe: gobernar con el ejército.
Acusaciones contra Calderón sobran en el presente sexenio. En tribuna del Congreso, durante las mañaneras del Presidente, en entrevistas a integrantes de la 4T, en redes sociales.
Vaya usted a leer el Twitter de Gerardo Fernández Noroña y le bastará para acreditar los insultos y acusaciones que día a día lanza contra Calderón.
Por desgracia “los otros datos” los exhiben. ¿Cuántas carpetas de investigación existen en la Fiscalía General de la República en contra del exmandatario? Ninguna.
¿Por qué? Sencillo: no existen datos de prueba que puedan acreditar esas acusaciones. Lo anterior no quiere decir que Calderón no haya tenido conocimiento de lo que ocurría, ni mucho menos.
Pero en el juicio seguido en Estados Unidos contra su colaborador más importante, su nombre solo fue citado por un testigo de “oídas” a quien no le consta que lo narrado por su interlocutor sea cierto.
Pero la falta de una investigación contra Felipe Calderón se debe a algo más allá de la falta pruebas. Su causa es la propia sobrevivencia de la clase política mexicana, entre ellos, Andrés Manuel López Obrador.
Procesar penalmente a un exmandatario presidencial abriría la puerta para que todos sus sucesores sigan la misma suerte y si algo es sabido es que todos tienen tela para cortar.
Así que no debe sorprendernos que el mayor interesado en que Felipe quede impune, es Andrés Manuel. Por ello le puedo asegurar desde hoy, que ni FCH o EPN serán acusados formalmente de delito alguna. Todo sea por el bien de nuestra clase política.