El feminismo conservador toma fuerza en el Partido Acción Nacional y en la categoría sociológica de los estudios de género debido a la crisis de los partidos políticos y, particularmente, del patriarcado en la clase política mexicana. Aunque el Movimiento de Regeneración Nacional en el poder sería el responsable de abanderar los cambios que la política feminista exige y responder al apoyo de los colectivos que impulsaron el triunfo de 2018, han sido las circunstancias de debilitamiento, impotencia e incongruencia en el gobierno lopezobradorista quienes impulsan notablemente el protagonismo de las mujeres panistas que aspiran a diversos cargos de elección pública para el 2024.
Lilly Téllez, Lía Limón, Sandra Cuevas y Xóchitl Gálvez, así como otras líderes legislativas y funcionarias, están generando una ola azul que se impondrá en varios frentes del PAN y que no deben ser menospreciada en correspondencia con las contradicciones y francos errores que el gobierno federal está desarrollando. Las mujeres panistas pueden ser altamente competitivas, incluso en la competencia por la presidencia de la república, sobre todo, si se anulan los clásicos obstáculos de las familias custodias y el círculo interno del nacionalismo católico. A diferencia de sus pares hombres, las panistas tienen mejor recepción en la opinión pública, dentro y fuera del PAN; pero, también, menos errores en sus conductas sociales y políticas. Su liderazgo se incrementa en forma potente y opaca hasta las candidaturas feministas progresistas que la Cuarta Transformación señalaba incluir.
Mientras Claudia Sheinbaum no parece despegar y guarda una parsimonia incomprensible a estas alturas de la sucesión presidencial, el gobierno de la Ciudad de México y de la república acumulan los errores propios del fin de sexenio que van a terminar por perjudicar a MORENA y su candidatura femenina. El incremento de demandas a los gobiernos más importantes del país -el de la capital y la federación- genera la cancha para que la oposición panista, principalmente la que dirigen las mujeres, alcance una tribuna con audiencia y proponga discursos coherentes.
Los liderazgos femeninos en el PAN pueden no ser del agrado del feminismo progresista y tradicional; sin embargo, son la oposición más autorizada y con mayor capacidad de recepción por los militantes del bloque opositor y una sociedad que comienza a hacerse consciente de las promesas incumplidas y contradicciones de la Cuarta Transformación en todos sus niveles y presentaciones.
El tándem femenino panista debe ser tomado en cuenta para las elecciones del 2024, la oposición es impresentable bajo los liderazgos masculinos que quieren apropiarse de la lucha contra el lopezobradorismo. Resta por considerar que, más allá de la estrambótica y legítima crítica que estas mujeres hacen a los gobiernos morenistas, sean capaces de articular una propuesta política independiente de los liderazgos mezquinos particularmente machistas y se sustraigan de los intereses económicos, religiosos y oligárquicos que se les pretenden imponer. La oportunidad para las mujeres panistas es histórica y los errores de la 4T se acumulan exponencialmente, la posibilidad para que la oposición lleve a las mujeres al poder está dada.