En palabras de Octavio Rodríguez Araujo, es importante hacer una distinción básica entre las derechas. La Derecha Empresarial o Económica y la Derecha Pobre que se traduce en una Derecha Religiosa y/o Racista. En un sentido operacional, la derecha pobre le solicita el apoyo a la derecha empresarial y, políticamente, le promete cuidar sus intereses. La trayectoria en este sentido geopolítico y trasnacional de la vinculación derechista queda bien explicada con el enlace entre la internacional dorada (EU) y la internacional negra (Iglesia Católica) donde, conforme a Malachi Martín, los católicos generaron la paranoia del anticomunismo para proteger a los Estados Unidos y el mundo capitalista.
Para el caso norteamericano, son fundamentalmente las derechas religiosas -en especial la iglesia católica con la NCWC y las sociedades de membresía, así como las iglesias protestantes- quienes tienen un papel especial. La participación de la derecha católica en partidos políticos, medios de comunicación, organismos públicos y dependencias, etc., resulta notable en la cultura norteamericana. El caso de Edmund Walsh y la relación con el macartismo resulta fundamental para comprender la Guerra Fía en Estados Unidos y América Latina. El cristianismo protestante también tuvo un papel singular. Estas derechas religiosas son la principal base de apoyo del excepcionalismo americano trumpista y/o republicano.
Resulta complicado afirmar en México quién es la derecha rica y quien la derecha pobre; empero, la diferencia entre Estados Unidos y México respecto a la capacidad de desarrollo económico no puede soslayarse. Es innegable el papel económico que jugó la Iglesia Católica en la época colonial y durante el primer siglo de independencia de nuestro país, la Iglesia Católica era el Estado y, por ello, en aquel contexto, la independencia mexicana se desarrolló potencialmente en base al liberalismo anticlerical latinoamericano. El estatus de la Iglesia Católica -y principalmente de la burocracia eclesial- en el sistema político mexicano, se ha ocultado a lo largo del siglo XX mexicano. Históricamente ha sido el vehículo principal del colonialismo y a su teología de la dominación se le opone una teología de la liberación que no merece más explicaciones.
Al parecer, la colaboración del nacionalismo católico con España y Estados Unidos le ha garantizado su hegemonía religiosa y también económica. Aunque también es innegable el beneficio económico que han obtenido norteamericanos y españoles.
Aunque el catolicismo mexicano ha tenido contactos con el catolicismo norteamericano conforme los datos históricos, queda más que demostrado el desplazamiento o, mejor dicho, subordinación al catolicismo estadounidense y la derecha norteamericana a partir de la Guerra cristera.
Al paso del tiempo, principalmente con el desarrollo de la Guerra Fría, la derecha iberoamericana ha quedado bajo la tutela de la derecha norteamericana y, como en el contexto de la histeria y rabia anticomunista, defiende al sector empresarial incluso de forma irracional. El caso de Germán Larrea, como en su momento el de los Legionarios de Cristo, empalma a esa derecha religiosa -tipo FRENAAA- con los principales agoreros de la época priista en el modelo del Partido Hegemónico.
Quizá esta derecha religiosa mexicana, como la norteamericana, debería llevar a la práctica eso de que si le va bien a la Chrysler le va iba bien a los Estados Unidos, porque en México, no puede decirse que cuando le va bien a Germán Larrea le va bien a México. Los empresarios como Germán Larrea son enemigos de México, y vaya que es necesario moderar el juicio para aquellos analistas que observan al sector empresarial en la época lopezportillista. La derecha mexicana no es pobre, es pobrísima.
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