Más allá de los anhelos de paz convocados por ciudadanos de todo el mundo, ni la geopolítica ni los negocios neoliberales se detienen. Se socializa una rusofobia inexplicable, el mundo occidental no es capaz de asumir posiciones autocríticas.
La OTAN prepara la guerra contra Rusia en forma acelerada y constante, no pretende una negociación a corto plazo en el conflicto ucraniano; al contrario, el envío masivo de armas adelanta escenarios pesimistas.
Más allá de los anhelos de paz convocados por ciudadanos de todo el mundo, ni la geopolítica ni los negocios neoliberales se detienen. Se socializa una rusofobia inexplicable, el mundo occidental no es capaz de asumir posiciones autocríticas. La maquinaria de guerra ha sido puesta en marcha y cualquier pausa genera pérdidas millonarias para las especulaciones del complejo militar pentagonista.
La muerte del principal representante del Grupo Wagner se muestra como señal del autoritarismo en Rusia; sin embargo, los riesgos del autoritarismo afectan a toda la humanidad. El autoritarismo del imperialismo norteamericano afecta inclusive a su propia población.
El siniestro de los jefes aparentes del Grupo Wagner evidencia que la Guerra Fría se transformó en una Guerra Híbrida que pasa por encima del derecho internacional, los organismos multilaterales y el Estado. Nada ha cambiado en el trato de los imperios que luchan por el control mundial, la Guerra Fría sólo constituye el antecedente más cercano.
Con todo, el poder de Vladimir Putin se estabiliza frente a los diferentes ataques de Occidente. Rusia está defendiendo su integridad territorial y soberanía. Los BRICS buscan democratizar la globalización neoliberal. Estados Unidos se opone a todo.
Existe un punto de inflexión que beneficia a Rusia en el juego geopolítico del tablero mundial, el turno corresponde a ellos ahora en vista de las próximas elecciones presidenciales de México y los Estados Unidos. Las elecciones presidenciales son coyunturas de debilidad, puntos ciegos en la conducción de los sistemas políticos. Las elecciones del 2024 en México y Estados Unidos, así como en otros países del continente, abren flancos en la seguridad nacional.
La polarización política y competitividad electoral son momentos complicados para una democracia fallida o consolidada. Norteamérica conoce el intervencionismo ruso en las elecciones presidenciales, sabe la forma en que afecta. ¿Sucederá otra vez? ¿Puede pasar en México? ¿México es la Ucrania de los Estados Unidos? ¿Tiene sentido que Estados Unidos desestabilice las elecciones mexicanas? El intervencionismo norteamericano en las elecciones mexicanas le abre las puertas de par en par a los grupos interesados en complicar su espacio vital. ¿Para qué traer la guerra ucraniana al Río Bravo?
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